GREGOR comenzó sus observaciones en 2012 como el mayor telescopio solar de Europa. El proyecto de su actualización comenzó en 2018. Las mejoras incluyeron el trabajo en la óptica y los sistemas de control del telescopio, el repintado del observatorio para reflejar menos luz e interferir menos con las observaciones, y la aplicación de nuevas políticas de programación para mejorar la producción científica de las observaciones.
Un gran avance técnico fue logrado por el equipo del proyecto en marzo de este año, durante el confinamiento, cuando quedaron varados en el observatorio y montaron el laboratorio óptico desde cero.
El telescopio GREGOR permite a los científicos resolver detalles tan pequeños como 50 km en el Sol, lo que es una fracción diminuta del diámetro solar de 1,4 millones de km. Es como si se viera una aguja en un campo de fútbol perfectamente afilada desde una distancia de un kilómetro, se afirma en el comunicado.
"El proyecto era bastante arriesgado porque tales actualizaciones de telescopios suelen llevar años, pero el gran trabajo en equipo y la planificación meticulosa han llevado a este éxito", señaló Svetlana Berdyugina, astrofísica de la Universidad Albert-Ludwig de Friburgo en Alemania y directora del Instituto Leibniz de Física Solar.
"Ahora tenemos un poderoso instrumento para resolver rompecabezas sobre el Sol", añadió.
Las ópticas de los telescopios son sistemas muy complejos de espejos, lentes, cubos de vidrio, filtros y otros elementos ópticos. El equipo de GREGOR encontró varios problemas, por ejemplo, astigmatismo, y calculó modelos ópticos para resolverlos. Combinado con varias mejoras adicionales, el rediseño llevó a la visión nítida del telescopio. Una descripción técnica del rediseño fue recientemente publicada por la revista Astronomy & Astrophysics.