El Sol tiene una área denominada geoefectiva y es la zona de su superficie entre el meridiano central y el sexagésimo grado de longitud occidental. Si alguna actividad como una explosión ocurriese en esta área, el flujo de partículas se precipitaría directamente hacia la Tierra. Es entonces cuando ocurren las tormentas geomagnéticas que pueden afectar a la señal telefónica y otras cosas, explica Tatiana Borisevich, científica del Observatorio ruso Pulkovo al medio Komsomolskaya Pravda.
La científica rusa también advirtió que en caso de que estas explosiones sean una señal del inicio de un nuevo ciclo solar, esto daría lugar a un periodo en que el Sol aumentará su número de manchas, se calentará aún más y entonces lanzará más radiación al espacio.
Por su parte, el experto Dmitry Spivak de la Academia de Ciencias de Rusia considera que si se trata de un nuevo ciclo solar como lo describe Borisevich entonces "deberíamos prepararnos para problemas serios" debido a que a largo plazo lo más probable es que la actividad solar alcance su punto máximo en unos cinco años, lo que afectará directamente al cuerpo humano.
Agregó que el cambio de ciclo solar también podría afectar a las personas que gozan de buena salud al causar que la sangre no llegue de manera correcta al cerebro causando fatiga, irritabilidad y disminución de la atención por los altos niveles de radiación.
Según, Spivak protegerse de estas consecuencias es difícil por eso recomienda seguir una dieta saludable, evitar realizar esfuerzos excesivos y descansar.
Las explosiones solares más potentes fueron registradas en octubre del 2017 y el pasado 29 de mayo alcanzando la llamada clase M de intensidad, solo la clase X es más potente que la M, lo que ha llevado a pensar en un posible cataclismo espacial y sus consecuencias.