Este año la marcha de agosto deja una huella más traumática: la constatación de que España se encuentra instalada en una segunda ola epidémica de COVID-19.
"Durante el mes de agosto hemos visto un incremento importante del número de casos, y, queramos o no, tenemos que percibirlo como un incremento en la transmisión (…) y eso no nos debe dejar dormir tranquilos", admitió este 31 de agosto en rueda de prensa Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES).
A principios de julio, apenas una semana después de decaer el estado de alarma contra el coronavirus, el total de personas diagnosticadas con el COVID-19 en España ascendía a 249.659.
El galopante aumento de los contagios se aprecia aún mejor si se analiza la incidencia acumulada: al arranque de julio —tomando como referencia las dos semanas previas— esa cifra se situaba en 8,4 casos por cada 100.000 habitantes, mientras que ahora ya está en 205,5.
En el caso de Madrid, que es con diferencia el territorio más afectado del país en estos momentos, esa incidencia asciende hasta los 554 casos. Solo este 21 de agosto, el Ministerio de Sanidad comunicó 23.500 nuevos casos desde el viernes 28 de agosto, última vez que se actualizaron las cifras de la pandemia.
Cifras de abril
"Estamos detectando casi el mismo número de casos que en el pico de inicios de abril", constató Fernando Simón en rueda de prensa. No obstante, acto seguido puntualizó que "son casos muy distintos a los de entonces".
Efectivamente, la situación no es la misma. La media de edad de los infectados ha caído por debajo de los 40 años, ahora predominan los asintomáticos y la presión asistencial de momento no colapsa los hospitales, lo que se traduce en una baja letalidad en las últimas semanas.
Madrid dedica ya el 16% de sus camas a pacientes de COVID, mientras que los hospitales de la región se preparan para una mayor presión cancelando procedimientos no urgentes a pacientes de otras dolencias, lo que también tiene un coste en términos de salud pública.
Tarde y mal (de nuevo)
Todos estos datos conducen a un escenario conocido: España encabeza de nuevo los contagios de COVID-19 en Europa, mientras que sus vecinos, que también afrontan repuntes, están teniendo mayor éxito a la hora de contener la enfermedad.
¿Cómo se ha llegado a esta situación? Para el microbiólogo Guillermo Martínez de Tejada, de la Universidad de Navarra, la respuesta es tan simple como que "una vez más, España ha actuado tarde y mal".
"No se pusieron los medios suficientes para impedir esta segunda oleada, como sí se pusieron en otros países, que hicieron un esfuerzo en contratar un mayor número de rastreadores y tuvieron una mayor disciplina en las cuarentenas", explica en una conversación con Sputnik este experto, para el que "se debían haber empezado a implementar medidas en mayo, sin esperar a septiembre para ponerse las pilas".
Es decir, hasta hace unos días Madrid tenía 8,6 rastreadores por cada 100.000 habitantes cuando la OMS recomienda que sean 20 para poder seguir la pista al virus de forma eficiente.
En opinión de Martínez de Tejada, a la falta de recursos se suman otros factores, entre los que destaca el "relajamiento" de las medidas de seguridad por parte de los ciudadanos.
"La llegada del verano y de las vacaciones también ha tenido que ver. Los españoles somos muy sociables y teníamos muchas ganas de estar con los amigos de forma relajada", apunta.
¿Y ahora qué?
Pese al aumento galopante de los contagios, tanto el Gobierno de España como las autoridades sanitarias y las administraciones regionales descartan un nuevo confinamiento. El anterior provocó una caída histórica del PIB en el segundo trimestre (-18,4%) y un nuevo encierro generalizado podría dejar una herida aún más profunda.
Sin embargo, la gran pregunta que queda de fondo es si en el escenario actual podemos esperar que lo estén en las semanas venideras.
"No tiene nada que ver epidemiológicamente la primera oleada con esta segunda, pero si no tomamos medidas muy estrictas de manera urgente —como confinamientos parciales o hacer PCR masivos, sobre todo en la vuelta al trabajo— vamos a una situación como la de la primera oleada", señala Martínez de Tejada.
Este microbiólogo se declara "pesimista" respecto al desarrollo de la situación en España y pide a las autoridades actuar rápido porque "tal y como están las cosas las medidas no están funcionado, y la eficacia de las que se puedan adoptar a partir de ahora no las veremos hasta dentro de un mes".