La irrupción global del coronavirus aceleró procesos que venían estableciéndose lentamente en Latinoamérica. En países que debieron adoptar cuarentenas severas para evitar el colapso de sus precarios sistemas de salud, las ventas a través de Internet y la proliferación de servicios y plataformas digitales sirvió muchas veces como único sustento para comerciantes y usuarios individuales e incentivó la incursión de nuevos clientes.

A principios de agosto, rompió el récord de su valor al alcanzar los 60.000 millones de dólares en la Bolsa de Valores de Nueva York, con la cotización de sus acciones por encima de los 1.200 dólares, el doble de lo que valían a principio de año. El resultado la consolidó como la empresa más valiosa de la historia argentina.
"La tendencia en la adopción del comercio electrónico ya no tiene vuelta atrás, mucho menos en una región con tanto potencial como Latinoamérica. Algo similar ocurre con los pagos digitales, que están resultando sumamente útiles en este contexto. Confiamos que, al tener una buena experiencia, aquellas personas que adoptan nuestras soluciones fintech, continúen haciéndolo en la nueva normalidad", dijo a Sputnik Sean Summers, Director de Marketing (CMO) de Mercado Libre.
Mercado Libre integra hoy el grupo de cinco empresas argentinas 'unicornio' del sector digital y tecnológico, firmas emergentes que lograron superar el valor de 1.000 millones de dólares, junto a Globant, OLX, Despegar y Auth0.
Apuesta e impacto
La compañía fue fundada en 1999 por el empresario argentino Marcos Galperín, quien fue CEO hasta su retiro en febrero de 2020. Es pionera en la región en su apuesta como intermediario entre vendedores y compradores de productos en línea, un modelo inspirado en el de la estadounidense eBay, e innovador en la implementación de su plataforma de billetera electrónica Mercado Pago, lanzada en 2018, que la transformó en la primera fintech exitosa en Argentina.
"Durante este contexto, continuamos con nuestro plan de contrataciones para lo que resta de 2020, que implica sumar a 4.600 colaboradores en toda la región y 1.450 puntualmente en la Argentina", comentó Summers. Mercado Libre tiene en el país austral más de 6.100 empleados directos, además de impactar indirectamente en los 1.500 trabajadores que ofrecen los servicios de correo, transporte y logística para la entrega puerta a puerta de Mercado Envíos, que son tercerizados.

Se trata de una empresa que parece demostrar con el paso de los años ser resiliente frente a las crisis. Creada en un país emergente e inestable en medio del boom mundial de las empresas vinculadas a Internet, sobrevivió al pinchazo de la burbuja especulativa de las punto-com que comenzó en 2000 y al advenimiento de la crisis institucional y económica en Argentina que estalló a partir de diciembre de 2001.
Mercado Libre está lejos de ser ya una empresa argentina. Las operaciones en el país austral representan el 20% de sus ingresos y se trata de una firma con más de 90% de su capital aportado por las inversiones de grandes grupos financieros internacionales. En su país reciben tantos elogios como rechazos.
Resiliencia y resistencias
Existen críticas al modelo de Mercado Libre en Argentina, críticas que comparte con otras empresas digitales acerca de la apropiación y venta de los datos personales de sus usuarios, así como otras propias respecto de la imposición de condicionamientos y cargos a los vendedores y auspiciantes, así como la resistencia de parte de sectores sindicales por las formas de contratación y los convenios colectivos particulares o la de las entidades bancarias tradicionales, que insisten en gravar a las fintech.
"El problema de estas empresas, del lado del consumidor, es la apropiación indiscriminada de datos, que permiten desarrollar una multiplicidad de negocios que no serían posibles sin ellos. Del lado del resto de las empresas, lo que generan es subordinación de las más débiles, que se ven obligadas a trabajar o vender en sus plataformas, o de aquellas con las que desarrollan tecnología y con las que arman su cadena de distribución", dijo a Sputnik Cecilia Rikap, economista especializada en ciencia, tecnología e innovación.
El crecimiento de Mercado Libre en el país vino aparejado de las resistencias propias de un país con fuerte poder gremial como Argentina. La creación de Mercado Pago generó la demanda del sindicato bancario para que los empleados se inscribieran a su convenio colectivo y las entidades bancarias reclamaron que las transacciones por la plataforma pagaran los mismos impuestos que los servicios tradicionales.

La inauguración en 2019 del Centro de Almacenamiento y Distribución, ubicado en el Mercado Central, en la zona sur de Buenos Aires, estuvo aparejada con la firma de un convenio colectivo particular con el gremio de Carga y Descarga. Esto generó la reacción del sindicato de Camioneros, que exige que los trabajadores se incorporen a su órbita. El conflicto llevó a que a mediados de julio integrantes de esta sectorial bloquearan los accesos de otros cinco puntos logísticos de la empresa.
"En general, trabajar en una empresa como Mercado Libre en términos relativos es mejor que trabajar en una empresa que vende por Mercado Libre. Lo que van a intentar este tipo de empresas, dado el poder que tienen de organizar los mercados basado en su capacidad de centralizar datos, es tercerizar riesgos. Van a buscar tener la menor cantidad de empleados y depender lo menos posible de otras empresas de gran envergadura", afirmó Rikap.
"El nuevo escenario nos obliga a dar más de nosotros y por eso asumimos un rol social cada vez más relevante: podemos ser parte del motor de la recuperación económica y social en el país, acompañando a las pymes y emprendedores. Ellos son los grandes protagonistas de la reactivación económica y de la generación de empleo en la nueva normalidad", concluyó por su parte Summers.