El término aporofobia fue creado por la filósofa española Adela Cortina, al unir las palabras griegas aporos (sin recursos) y fobos (temor, pánico). Conocer sus implicancias tiene gran importancia en una región como América Latina, marcada por las desigualdades sociales.
"La aporofobia, si bien es un término que todavía muy poca gente conoce, viene de los años 90 y tiene que ver con tratar de ponerle nombre a la reacción que mucha gente tiene con las personas de bajos recursos. Surgió como una forma de diferenciarlo de la xenofobia, porque se dieron cuenta de que la fobia al extranjero solo aplicaba cuando este no tenía recursos", explicó la psicóloga chilena Liz Amador.
El rechazo a los pobres surge de los conceptos que culturalmente se asocian a ellos como la vagancia y la delincuencia. Mucha gente considera que van a ser agredidos por personas de bajos recursos o que no salen adelante porque no quieren y no porque hay un sistema social y cultural que les dificulta salir de ese espacio.
En cuanto a las acciones que puede desencadenar la aporofobia, la psicóloga destacó que van desde la indiferencia y falta de empatía hacia su situación económica y social, hasta palabras de odio y agresiones físicas.
"Hace años atrás en Chile hubo una campaña, creada por personas de la sociedad civil, llamada 'Pitéate un flaite', que significa daña, hiere o mata a alguien con escasos recursos. Después la detuvieron desde la parte legal, pero hasta ese punto se puede llegar", contó.
Dado que la aporofobia no es tan diagnosticada como otras fobias, la forma de tratarla es mediante la educación a la población, la visibilización del problema y la toma de conciencia sobre cómo se manifiesta.