El 14 de agosto, día en que el jefe de Estado, Alberto Fernández, extendió nuevamente la cuarentena en Argentina, usó el caso de la provincia de Jujuy, en la región noroeste, lindera con Bolivia, como ejemplo del peligro que sigue presentando la pandemia de COVID-19.
A comienzos de mayo, debido a que no habían registrado nuevos casos durante un mes, el gobernador, Gerardo Morales, de la opositora Unión Cívica Radical, había dispuesto la flexibilización de la cuarentena, pero tuvo que regresar a la fase más estricta a finales de julio luego de que se registrara un aumento exponencial de contagios.
Más de 200 organizaciones sociales, sindicales y políticas provinciales enviaron una carta al presidente en la que le solicitaron la "intervención directa e inmediata" del sistema de salud pública local y culparon por "absoluta y exclusiva responsabilidad" del colapso al Gobierno de Morales.
En este momento el gobernador y su vice están contagiados de COVID-19 y el Gobierno provincial mantiene una cuarentena diferenciada, flexibilizada en las zonas donde el virus no se expandió y rígida donde la situación se encuentra fuera de control: los departamentos de Ledesma y Susques y las ciudades de Perico y Humahuaca.
Escenas de terror
Días atrás, en Perico, departamento de El Carmen, y Libertador San Martín, en Ledesma, la crisis que llegó con la pandemia llevó a situaciones espeluznantes. Vecinos tuvieron que enterrar por su cuenta a sus familiares en los únicos y abarrotados cementerios públicos ya que no se ofrecían servicios funerarios de inhumación por la falta de pago a los trabajadores. Otros denunciaron que llevaban días con sus difuntos en sus casas ante la imposibilidad de darles sepultura.
Mientras opositores organizan marchas violando la cuarentena, José Ramírez, de Ledesma-Jujuy, perdió a su madre por coronavirus y tuvo que cavar la fosa para sepultarla. #QuedateEnCasa pic.twitter.com/1hELC19DvF
— Agencia El Vigía (@AgenciaElVigia) August 14, 2020
"En tan solo 45 días, hemos pasado de seis infectados a casi 3.000, de un fallecido a más de 66. El plantel de médicos, reducido de por sí, está diezmado, como el propio gobernador reconoció al clamar a Nación el urgente envío de terapistas. Tenemos tres enfermeros fallecidos y más de 300 contagiados que, sumados a los que se encuentran sometidos a cuarentena, suman más del 30% de esa planta de personal; lo mismo ocurre con mucamas, choferes, radio operadores, agentes sanitarios y policías", denuncia el texto de la carta.
Desde el inicio de la pandemia, Jujuy registró alrededor de 5.000 contagios y más de 130 muertos. La provincia de Jujuy ocupa el cuarto puesto en tasa de incidencia a nivel nacional, con 523 contagios cada 100.000 habitantes.
Existen otros distritos en el país donde la situación es preocupante, como el caso de la ciudad patagónica de Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, donde la ocupación de camas de terapia intensiva llegó a 80%, o el caso de la capital de la provincia cordillerana de Mendoza, lindera con Chile, donde el índice es cercano a 70%.