Anteriormente, las autoridades de dos regiones del sur, Calabria y Basilicata, emitieron órdenes similares.
En la víspera, Italia registró el aumento más grande desde el 23 de mayo del número de casos de coronavirus, con 629 episodios registrados en un día.
Además, se pretende frenar la nueva ola de contagios mediante la orden de uso obligatorio de máscaras desde las 18.00 hasta las 6.00 horas, incluso al aire, libre en establecimientos y plazoletas "cuyas características predisponen a la creación de multitudes".
Se trata principalmente de bares, cuyos clientes salen con bebidas a la calle, así como de otros lugares donde suelen reunirse los jóvenes.
Esas medidas se extenderán al menos hasta el 7 de septiembre, al igual que las prescripciones anteriores sobre el cumplimiento de la distancia social y el uso de mascarillas en los espacios cerrados.
Durante casi todo el mes de julio, el número de nuevos contagiados en el país se mantuvo en el rango de 300 casos por día, lo que correspondía al nivel del período inicial de la epidemia (finales de febrero y principios de marzo). Recientemente, sin embargo, el número de casos detectados ha vuelto a aumentar.
Muchos casos corresponden a jóvenes que acaban de regresar de vacaciones en el extranjero o a miembros de ciertas diásporas que viven en forma compacta.
Por ese motivo las autoridades italianas prohibieron la entrada y el tránsito de personas provenientes de 16 países que se encuentran fuera del espacio Schengen, y también introdujeron pruebas obligatorias de coronavirus para los visitantes de Croacia, España, Grecia y Malta.