Piramida florecía en la URSS y contaba con unos 1.000 habitantes, un jardín invernadero y estaciones científicas, pero cayó en desgracia en 1998. En 2007 la gente empezó a volver a este pueblo ártico.
En esta situación el cine local se ha convertido en una especie de ventana, especialmente a falta de televisión e internet, cuenta el director de documentales, Stanislav Schubert, quien consiguió arreglar los proyectores.
El cine está destinado principalmente a los turistas, ya que esta es la principal fuente de ingresos en los pueblos de Svalbard.
"La película favorita que los exploradores polares y los turistas extranjeros piden poner es Some Like It Hot —Con faldas y a lo loco en España y Algunos prefieren quemarse en América Latina—. También hay demanda por películas soviéticas", dijo Schubert, y agregó que incluso han sobrevivido las películas soviéticas en noruego, que adoran ver los noruegos de las aldeas vecinas.
"La sensación de ver obras clásicas en original es increíble, el cine se percibe aquí de una manera completamente diferente, especialmente en un lugar así, en el borde de la Tierra", concluye Schubert.