La peor parte tras la explosión arrastrará la economía del país al haberse destruido su puerto principal, el puerto de Beirut, uno de los más grandes y concurridos del Mediterráneo Oriental, donde todo lo que se almacenaba se perdió. El Gobierno Libanés ya anunció que las reservas de grano solo durarían un mes.
Pérdidas económicas y estructurales
También se debe considerar que una catástrofe de esta magnitud no pasa sin que se cierren varias empresas y compañías que estaban conectadas o se encontraban directamente en las instalaciones destruidas. Esto significa que varios cientos o incluso miles de personas perderán inevitablemente sus trabajos.
La experta en economía Marwa Othman considera poco probable que el Líbano pueda restaurar la ciudad y menos su propia economía.
"La restauración de la capital le costará al tesoro unos 30.000 millones de dólares. Y creo que esta cifra podría aumentar más. El puerto de Beirut tendrá que ser reconstruido desde cero", dijo.
¿Cómo compensarán la ausencia de su principal puerto?
El Ministerio de Transporte anunció el mismo día de la explosión que la mayoría de las mercancías ahora pasarán por el puerto de Trípoli. No obstante, los expertos consideran que esto no solucionará el problema, pues se sabe que su capacidad es mucho menor que la del puerto de Beirut.
Se avecina una crisis alimentaria
La agricultura libanesa está bastante subdesarrollada debido a las condiciones geográficas y climáticas, por lo que los agricultores locales ni siquiera cubren las necesidades domésticas. Por esta razón, los almacenes portuarios se consideraban un lugar para almacenar reservas estratégicas de materias primas y productos que fueron destruidos con la explosión.
"Hay que reconocer que el Líbano está al borde de un desastre humanitario. El Gobierno necesita pedir ayuda a sus vecinos y a las organizaciones internacionales inmediatamente. Puede que el país simplemente no sobreviva estos pocos meses que tardará en empezar a reconstruir la ciudad", concluyó.