El grupo científico de Kenji Takeuchi observó por tres años a 14.233 personas mayores de 65 años. Todos los participantes del experimento fueron divididos en cuatro grupos en función de la frecuencia con que ríen. Se descubrió que las personas que casi no ríen corren un riesgo 1,4 veces más alto de perder la autonomía que aquellas que ríen casi cada día.
Kenji Takeuchi relaciona los resultados del estudio con el efecto positivo de la risa sobre el sistema inmunitario.
Explicó que los investigadores japoneses tomaron como criterio de la pérdida de autonomía la incapacidad de una persona de levantarse o caminar.
Los científicos siguen estudiando una posible relación entre la risa y la edad de muerte.
Los investigadores esperan poder utilizar los resultados del estudio en los pronósticos de los cambios en la salud de personas ancianas.
Puesto que se logró demostrar que los ancianos que ríen poco son más propensos a perder la autonomía "existe posibilidad de pronosticar ese estado en función de las risas menos frecuentes", sostienen los científicos.