Así lo cree el analista internacional Lisandro Prades García, que conoce de cerca el sentir de la gestión peronista. El Ejecutivo de Fernández "es amplio y con opiniones diversas, pero la preponderante es que no ha caído mal porque es un decisión autónoma del Gobierno uruguayo", sostiene.
"La campaña para atraer argentinos no molesta siempre y cuando se respete la doble residencia fiscal", insiste Prades García, integrante de la Comisión de Relaciones Exteriores del Partido Justicialista (PJ), fuerza que integra buena parte del peronismo.
El "paisito", como se denomina a Uruguay con cariño, puede aspirar a movilizar los capitales de algún que otro gran empresario, pero poco más. "Uruguay solo va a llevar argentinos con inversiones financieras, y alguna ya está allí", señala el especialista. "Pero ninguna inversión productiva iría allí simplemente porque Uruguay no se dedica a eso".
Este intento por tentar las inversiones argentinas puede llegar a ser un asunto que aborden los respectivos gobiernos en el ámbito del Mercado Común del Sur (Mercosur), bloque comercial que integran ambos países con Brasil y Paraguay. "Quizás ahí", añade Prades García, "en un futuro, se ponga sobre la mesa esto por el tema de fondos de compensación del Mercosur, pero hoy no".
Esfuerzos rioplantenses
El presidente de Uruguay firmó el 11 de junio el decreto que flexibiliza los requisitos para obtener la residencia fiscal en ese país. A partir del 1 de julio se reduce de 1,7 millones de dólares a 380.000 la cuantía que habría que invertir para comprar una propiedad en Uruguay.
También se reduce de 180 días a 60 el tiempo que debe permanecer en el país el interesado para obtener la residencia.
Fernández indicó en enero que los gobiernos del Frente Amplio (centroizquierda) que encabezaron entre 2005 y 2019 los mandatarios Tabaré Vázquez y José "Pepe" Mujica habían trabajado con gran minuciosidad para que Uruguay dejase de ser un paraíso fiscal.
En ese afán de intentar "dejar de favorecerse con el dinero obtenido espuriamente en otros lados, si yo fuera Luis, y me preguntara, le diría que lo pensara dos veces", dijo Fernández en referencia al actual presidente uruguayo.
En los últimos meses han aumentado las consultas inmobiliarias de argentinos interesados en vivir en la nación hermana. Ninguna rispidez, en todo caso, puede enturbiar las relaciones del Ejecutivo de Lacalle Pou y el de Fernández en relación al propósito oriental de cautivar a los empresarios argentinos.
"Argentina tiene su eje geopolítico entre el Paraná y el Río Bermejo (una cuenca compartida por Argentina y Bolivia), el Atlántico Sur y la Antártida", retoma Prades García. "Cuando Uruguay se une a eso, la relación mejora. Se estanca cuando Uruguay juega a ser una plaza de las finanzas, y una plaza financiera, de exportación de granos, o logística al reabastecer los aviones británicos que operan en las Islas Malvinas".
A por grandes fortunas
El portavoz de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Pedro Cascales, reconoce que resulta interesante cualquier mejora fiscal o cualquier oferta que se presente en términos más competitivos y favorables, pero principalmente entre los grandes capitales.
A Cascales le consta que algún gran empresario ha realizado consultas para radicarse en Uruguay. El empresario argentino Manuel Antelo está por cerrar un acuerdo de venta con el Grupo Pochat para desprenderse del 51% de las acciones del Car One, la empresa dedicada a la comercialización de autos nuevo y usados. Su intención es concentrar sus negocios en Uruguay, donde vive y tiene otros negocios.
El representante de la CAME recuerda que el empresario de una pyme (pequeña y mediana empresa) tiene un patrimonio más empresarial "y no le justificaría un movimiento de radicación en Uruguay", concluye.
Uruguay contaba en 2019 con 81.482 inmigrantes, de los cuales 28.604 eran argentinos, según estadísticas de Naciones Unidas.