En esa oportunidad, la caída del producto interno bruto (PIB) fue de 11,5%, y para este año el desplome será del 12,5%, advierte Orlando Ferreres & Asociados, una de las consultoras más reconocidas del país. El declive será más acentuado en la industria, frente a lo que padecerá el sector agropecuario y el energético.
Orlando Ferreres & Asociados señala que los datos de mayo apuntan a una caída interanual de 15,9%. "En junio entendemos que mejora, y en julio, como hubo una restricción de la cuarentena, probablemente no haya crecido o volverá a bajar", explica a Sputnik el fundador y presidente de la consultora, Orlando Ferreres.
Este contexto de por sí desmoralizante da por descontado que el Gobierno de Alberto Fernández tendrá éxito en la actual renegociación de la deuda externa que lleva adelante con los acreedores.
Es decir, que en el mejor de los escenarios, el desmoronamiento económico será ligeramente peor al que sobrevino en 2002.
"Ahora observamos una mayor caída del salario real que ya venía complicado durante 2018 y 2019, y este año continuará", detalla Ferreres. "La inversión caería 25% respecto al año pasado, cifra espectacularmente grande en materia de futuro porque ahí es donde salen las empresas que van a ocupar a la gente, y que serán más pobres al no conseguir el trabajo adecuado".
Situación de pymes
Así lo cree también la Fundación Observatorio Pyme, entidad de investigación aplicada fundada en 2005 y que sigue a las pequeñas y medianas empresas. Su director, Vicente Donato, estima que la crisis que se avecina será más duradera y profunda que la de 2002. "Ahora la situación es distinta porque venimos de un período recesivo de tres-cuatro años: no hay crédito interno y esta pandemia agotó los recursos propios de las empresas", afirma.
El problema fundamental de las pymes es la caída de la demanda agregada, más allá de las políticas fiscales expansivas del actual Ejecutivo, que ha destinado en ayudas casi un 3% del PIB. "Este año vamos a perder 13-14 puntos del PIB, y recuperaremos 6-7 puntos en 2021; es decir, que no volveremos al nivel prepandemia", razona el director de Observatorio Pyme.
Afrontarán más problemas las industrias, los comercios y las constructoras, sobre todo las situadas en grandes centros urbanos, aunque no todos lidiarán con las mismas contingencias. La región centro, que incluye las provincias de Buenos Aires, de Santa Fe (centro-este), de Córdoba (centro) y de Entre Ríos (este), tiene empresas más sólidas, muchas afianzadas en el sector agroalimentario, y por lo tanto poseen más recursos para salir adelante que las del noreste y noroeste.
Pobreza y futuro
Uno de cada dos habitantes de Argentina será pobre antes de que finalice 2020, advierte Ferreres. Ese 50% de pobreza ya lo afrontó el país en 2002, antes de que la nación remontara al año siguiente, durante el Gobierno del fallecido Néstor Kircher (2003-2007), en sintonía con un nuevo paradigma de desarrollo que se vio fortalecido por el alza en los precios internacionales de bienes como la soja.
"Los lugares donde más afectada la gente se verá la gente es en los conurbanos (zonas metropolitanas)", interviene de nuevo Ferreres. "Allí vive mucha gente en condiciones difíciles de hacer una cuarentena estricta porque viven en bloques y conjuntos de zonas por barrios, y ahí se notará el aumento de la pobreza".
Las elecciones legislativas previstas en octubre del año que viene le darán otra impronta a 2021. "Habrá un rebote economía entre el 8 y el 9%, y el Gobierno lo podrá presentar como una recuperación económica similar a la que obtuvimos durante la época de Néstor Kirchner", añade el economista.
Será el único respiro que tendrá el país antes de enfrentar 2022, cuando se espera que el PIB crezca 2-3%. Ese progreso no se percibirá apenas en la renta per cápita, pues absorberá esa subida el aumento de la población, que en promedio es del 1,5% anual.