Sin embargo, el actual presidente de EEUU, Donald Trump, canceló en junio de 2017 la política "equivocada" de su predecesor. La Casa Blanca declaró que EEUU mantiene el embargo contra Cuba y se opone a los llamamientos de la ONU y otras organizaciones internacionales a levantarlo.
Las relaciones están "en caída libre y franco deterioro. La hostilidad de la Administración Trump contra el Gobierno cubano es marcada, y no hay interés alguno en evitar una escalada", señaló Arturo López-Levy, profesor auxiliar de la Universidad Holy Names de California, EEUU.
Una política condenada al fracaso
Según el doctor de la Universidad de la Sorbona, Salim Lamrani, hay tres industrias cubanas principales que están siendo atacadas por EEUU: la cooperación médica internacional, las transferencias de remesas procedentes de la comunidad cubana en Estados Unidos y el turismo.
La Administración Trump también decidió aplicar la ley Helms-Burton, que permite que las empresas extranjeras con intereses en Cuba sean perseguidas ante los tribunales de Estados Unidos a fin de privar La Habana de todas las inversiones extranjeras. Además, la Casa Blanca impuso sanciones a las empresas petroleras y navieras que tienen relaciones comerciales con el país caribeño.
"No habrá cambios sustanciales en la política hacia Cuba durante la actual Administración Trump. Seguirá aplicando medidas obsoletas y contraproducentes que afectarán al pueblo cubano y también, en menor medida, al pueblo de Estados Unidos", comentó el también profesor en la Universidad de la Réunion, Salim Lamrani.
De acuerdo con el analista, "esta política está condenada al fracaso pues, como ha demostrado la historia de las relaciones bilaterales desde 1959, las autoridades de La Habana nunca han aceptado negociar bajo la amenaza o la coacción".
Después de las elecciones
Esta opinión la comparte también López-Levy, quien piensa que es difícil esperar cualquier cambio en las relaciones antes de las elecciones de EEUU.
"Si gana Biden lo más probable es que se destraben temas importantes bilaterales y se regrese al final del periodo Obama o al menos una relación funcional de cooperación", señaló.
"La relación con Cuba puede ganar relevancia como caso test de la adopción de un nuevo enfoque hacia la America Latina", observó López-Levy.
El doctor Lamrani, a su vez, subrayó que el diálogo entre los dos países debe basarse en una serie de principios indiscutibles, como la igualdad soberana, la reciprocidad y la no injerencia en los asuntos internos.
"La Habana ha reafirmado en reiteradas ocasiones que su sistema político y su modelo socioeconómico no son negociables, pues pertenecen a la competencia exclusiva del pueblo soberano de Cuba", concluyó.