La astronomía visible, de la cual se ocupan la mayoría de los astrónomos aficionados, realiza observaciones en el espectro electromagnético que ve el ojo humano. La radioastronomía, por su parte, estudia los objetos celestes y los fenómenos astrofísicos a través de la radiación electromagnética emitidas o reflejadas por ellos, es decir, en la región de radio del espectro.
Con el radiotelescopio de su jardín, Ronov logra observar satélites meteorológicos, así como el movimiento de cuerpos celestes como el Sol y la Luna. Todo el equipo ha sido fabricado y configurado por él mismo, desde la antena de recepción hasta el código que hace funcionar todo.
El mayor sueño de Ronov es que la radioastronomía aficionada se desarrolle en Rusia y que sea posible crear una base común para registrar las observaciones de las personas.
"Me gustaría que un gran número de astrónomos aficionados se conviertan en amantes de la radioastronomía. Sería posible crear una base de datos común", consideró el ingeniero informático.
Para atraer a tantos amantes de la astronomía como sea posible a este fascinante pasatiempo, Ronov incluso ayudó a hacer un radiotelescopio para el planetario de Moscú. Además, desde el 2008 mantiene una página web donde comparte diariamente sus observaciones.