Albergó a 13 selecciones divididas en cuatro grupos de tres escuadras y uno de cuatro. Para cada grupo, un estadio: el Gran Parque Central (del Club Nacional de Football), con 20.000 espectadores; el de Pocitos (ya demolido), con 1.000 asientos y, el mítico Centenario, en el que caben 90.000 personas.
A los pocos minutos de comenzado ese partido, la noticia se trasladó al Estadio Pocitos, dónde el delantero Lucient Laurent abría el marcador de otra goleada, la de Francia 4 - México 1, donde se anotó el primer gol mundialista.
Fueron varios los factores por los que el entonces presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) escogió a Uruguay, que a la postre resultó campeón.
El evento coincidía con el centenario de la jura de la Constitución uruguaya. Además, el fútbol de este país sudamericano venía de colgarse medallas de oro en los Juegos Olímpicos de París 1924 y Amsterdam 1928.
Pero hubo una razón que volvió irresistible al apacible paisito: Italia, Hungría, Países Bajos, España y Suecia, los otros candidatos, aún vivían de cerca las consecuencias de la Primera Guerra Mundial.
Libertadores
Los daños generados por el coronavirus en la región no son para nada comparables con el de la Primera Guerra, eso es claro, sin embargo, sí es equiparable la condición en la que se encuentra Uruguay con el resto.
La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) ya determinó que la copa Libertadores de América regresa el martes 15 de septiembre y terminará en 2021, aunque no precisó en qué sedes.
Algunas voces dentro de la Conmebol se hicieron sentir en la última reunión con las federaciones del continente y propusieron celebrar el resto de la copa en Uruguay.
La capital uruguaya cuenta con hotelería acorde a las circunstancias, algo que, reviviría en forma directa una actividad hoy paralizada.
El certamen recién empezaba cuando llegó el coronavirus pero, según el calendario de Conmebol, entre septiembre y octubre se completará la fase de grupos.
El propio presidente Luis Lacalle Pou apoya la idea y, según confirmó el diario local El País, elevó una propuesta formal al presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez.
La idea es repartir los partidos entre Montevideo, Colonia y Punta del Este.
Desde la casa madre del fútbol sudamericano no habría reparos. Por lo menos así lo dejo en claro su director de desarrollo, el argentino Gonzalo Belloso, quien dijo al diario Olé que existe "la variable de poder cambiar de sede de los equipos y también se puede exigir desde el organizador".
Incluso, agregó que "es una opción que puede ser válida para utilizar en este momento".
La pelota, ahora, la tiene la Conmebol, quien le daría una respuesta a Uruguay en agosto. Estos y aquellos en la historia, motivados por el mismo sueño: que la pelota ruede y los problemas se olviden, al menos, por un rato.