El encuentro histórico ocurrió tres años atrás, en julio de 2017. Alvídrez logró que Chomsky viaje a Uruguay para pasar un fin de semana en la casa de Mujica, aquel hogar que recorrió el mundo como ejemplo de austeridad republicana cuando el exguerrillero asumió la presidencia del país sudamericano entre 2010 y 2015.
En este tiempo que queda también procura incorporar las opiniones de cada uno sobre la pandemia del coronavirus y su impacto global más allá del sanitario, incluso a pesar de que en el material filmado "ya hay palabras de Chomsky y de Mujica muy premonitorias de lo que está pasando ahora con la pandemia", explicó el realizador.
Alvídrez contó que la idea surgió como un intento por evitar el descalabro total del planeta: "De 2020 a 2050 es el rango que tenemos para intentar salvar al mundo", sentenció.
Dos tipos modernos
Tanto Mujica (85 años) como Chomsky (91) son personajes del siglo pasado, pero no solo literalmente. También porque son testigos de los episodios más relevantes ocurridos desde antes de la Segunda Guerra Mundial, y porque han vivido la etapa de la evolución más dinámica alcanzada por la raza humana desde la segunda mitad del siglo XX.
"La intención fue reunir a estos dos personajes, los más sabios de los que yo tenga conocimiento", precisó Alvídrez, quien a sus 32 años busca multiplicar sus inquietudes e iniciativas entre sus pares y en las nuevas generaciones.
"Los próximos 30 años son definitivos para saber si nuestra civilización podrá continuar o si colapsará. Y en este sentido la intención era llevar este mensaje y sabiduría a la generación centennials y millennials, que en definitiva somos los herederos de este inminente apocalipsis civilizatorio", consideró.
Lo último que se pierde
Alvídrez contó que ambos pensadores coinciden prácticamente en todos los temas y están de acuerdo en que "la nuestra es una civilización ecológica, económica, política y socialmente insostenible", si nada cambia.
"Lo contrario al optimismo sería inmovilizador y eso no se vale al margen de la expectativas que se tengan. Lo único que debemos tener claro es que hay que luchar", transmitió. El documentalista también resaltó que los protagonistas de esta historia comparten el hecho de que una de las cuestiones clave a modificar es "la idea de que democracia es votar cada cuatro o seis años para elegir a quien decida todo lo demás".
Alvídrez dijo sobre los caminos a recorrer para encontrar soluciones posibles, que se "tocaron dos vías" durante la filmación. "Una intelectual, donde hablamos del consumismo, del capitalismo, del individualismo, de las distintas circunstancias históricas, políticas y culturales".
"Y por otra vía tocamos con mucha profundidad lo que es el evento más introspectivo. Hablamos de la vida, del amor, la vejez, la muerte, de tener una vida con sentido, de darle sentido. De todos esos elementos, más allá del intelectual y las circunstancias globales, son fundamentales por lo complejo que somos los seres humanos para plantear un cambio verdadero", agregó.
Alvídrez manifestó que su trabajo también es una forma de recuperar prácticas ancestrales que echan por tierra cierta premisa actual acerca de que la vejez es prácticamente sinónimo de inutilidad y retiro.
"Estas personas son las que más han vivido y lógicamente tienen una acumulación que para nosotros, por tiempo, es imposible. La intención era poder mantener viva esa sabiduría sobre todo para este lapso 2020-2050, particularmente de estos personajes que son muy sabios", expresó.