La presidenta, Jeanine Áñez, quien afronta entre sus colaboradores tanto bajas sanitarias como una larga cadena de renuncias derivadas en algunos casos de denuncias de corrupción, ha sido vista en contadas ocasiones desde principios de julio, dirigiendo el país desde una suerte de autoconfinamiento en la residencia oficial de La Paz, a unos tres kilómetros del Palacio de Gobierno.
"Esta situación podría mostrar incumplimiento o insuficiencia de diagnósticos, descuido, por no decir que al Gobierno le está costando encontrar profesionales dispuestos a subirse al carro de la administración sanitaria", añadió el docente de la Universidad de El Alto.
Los viceministros Juan Carlos Capra, de Seguros de Salud; Oscar Landívar, de Medicina Tradicional, y Miguel Ángel Delgado, de Gestión del Sistema Sanitario, fueron juramentados por la ministra de Salud, Eidy Roca, al día siguiente de ella misma confirmara que había dado positivo a un examen de COVID-19.
Los dos primeros ya mostraban síntomas de COVID-19 cuando acudieron al juramento en la sede central del Ministerio de Salud, y sus contagios fueron confirmados horas después, cuando se informó que habían iniciado su trabajo vía Internet desde sitios de aislamiento.
Del tercer viceministro se informó que había sido sometido a análisis y que estaba demorado el resultado.
"Es alarmante porque todo el mundo está cayendo y no solamente en el ministerio, pero hay casos que no se pueden controlar", lamentó el asesor del Ministerio de Salud, René Sahonero, en declaraciones reproducidas por medios locales.
Contagios de alto nivel
Al creciente número de altas autoridades gubernamentales afectadas por el nuevo coronavirus, el 7 de julio se sumó el presidente del Banco Central, Guillermo Aponte, quien había asistido en días previos a reuniones en el Palacio de Gobierno.
Los otros ministros infectados eran Luis Fernando López, de Defensa, Elva Pinckert, de Desarrollo Rural (ambos dados de alta el mes pasado), y Jorge Fernando Oropeza, de Minería, todavía en tratamiento.
También resultaron contagiados dos viceministros del Ministerio de la Presidencia y personal de seguridad del ministro Núñez, según informes oficiales.
Al menos una veintena de directores y otros funcionarios de alto rango del Gobierno también estaban esta semana con baja médica poro COVID-19, reportaron medios locales.
Entre funcionarios regionales afectados, destacaba el secretario de Salud del departamento oriental de Santa Cruz, Óscar Urenda, quien estaba ya un mes internado y bajo cuidados intensivos.
Desde que estalló la crisis sanitaria, Bolivia ha tenido tres ministros de Salud, dos de Economía y dos de Desarrollo Económico, además del cambio intempestivo por denuncias de corrupción del presidente de la petrolera YPFB, la principal empres del país por valor de producción.
La presidenta, entretanto, asiste a actos públicos "en los que su presencia es estrictamente imprescindible", dijo la viceministra de Comunicación, Isabel Fernández.
Las entregas gubernamentales de equipos para la lucha contra la pandemia, que Áñez hizo en incontables actos por todo el país hasta el mes pasado, están ahora a cargo de ministros y funcionarios de menor rango.
Cifras en aumento
Hasta el 7 de julio, Bolivia acumulaba más de 41.000 casos de COVID-19, con más de 1.500 decesos, según el reporte epidemiológico oficial.
Aunque son cifras relativamente bajas en comparación con las de algunos países vecinos, resultaban ya casi catastróficas para el precario sistema de salud del país de 11 millones de habitantes.