"Además de los daños a la salud que conlleva el tabaco, la manipulación de la mascarilla y el contacto de los dedos con la boca tras tocar los cigarrillos podrían actuar como transmisores del COVID-19", advierte el documento.
Además, las autoridades sanitarias subrayan que fumar implica la expulsión de gotitas respiratorias que pueden contener carga viral y ser altamente contagiosas, sobre todo en un contexto de relajación de la distancia social de seguridad.
Por ello, el Ministerio recomienda seguir medidas especiales de higiene en relación al consumo de productos del tabaco y relacionados.
Así, el documento indica que "debe evitarse su consumo en ambientes comunitarios y sociales", especificando que "en caso de realizarse, sea en espacios separados abiertos, extremándose las medidas de higiene personal, con lavado de manos previo y posterior".
El documento recuerda que "está demostrado" que el consumo de tabaco, en cualquiera de sus formas, "empeora el curso de las enfermedades respiratorias" como el COVID-19.
En cuanto a la relación entre fumar y la progresión del COVID-19, la guía del Ministerio apunta que "la evidencia actual nos indica que fumar se asocia con una progresión negativa y resultados adversos".
En esta misma línea, el texto informa de que la OMS advierte de que "hay una creciente evidencia de que el consumo de cigarrillos electrónicos produce efectos secundarios en los pulmones, corazón y vasos sanguíneos, y ello podría aumentar el riesgo de complicaciones severas por el COVID-19".