Las grasas siempre se han asociado con el aumento de peso. Sin embargo, la dieta cetogénica propone lo contrario: basar la alimentación en grasas saludables y proteínas y eliminar casi por completo los hidratos de carbono. Aunque surgió en 1920 como tratamiento para la epilepsia, en los últimos años se convirtió en la dieta de moda para bajar de peso.
Una alimentación rica en grasas, baja en carbohidratos y moderada en proteínas permite entrar en un estado de cetosis. En este el cuerpo usa a la grasa como fuente de energía —y por ende la elimina— debido a que no se le da "la principal gasolina" que son los hidratos de carbono.
"No es una dieta que yo tenga como primera opción porque creo que es poco sostenible a largo plazo y los nutricionistas buscamos cambios de hábito que puedan mantenerse en el tiempo. Pero sí se puede usar como estrategia para ciertas condiciones, por ejemplo, para los pacientes que tienen resistencia a la insulina o mujeres con ovario poliquístico", añadió la especialista.
"Al ser una dieta alta en grasas tiene como beneficio que la persona no siente hambre y aún así baja de peso. Pero las grasas deben ser saludables para realmente ver un beneficio, la prioridad siempre debe ser la salud. Ejemplos de grasas buenas son el aceite de oliva extra virgen, aceitunas, frutos secos o aguacate", concluyó Iturralde.