El suceso se produjo el pasado 23 de junio, durante el registro rutinario de los vehículos que embarcan en el puerto de Melilla, enclave español en el norte de África, con destino a la península ibérica.
Pese a no constituir una sorpresa en sí misma ―los inmigrantes irregulares pergeñan muchas y variadas formas para evitar ser detectados―, la forma elegida por los seis polizones entrañaba un alto riesgo para su integridad física, pues los huecos que se habían procurado eran muy inestables y la carga podía desplomarse sobre ellos. Pieza a pieza, los agentes removieron la mercancía hasta dar con ellos. Fue en ese momento cuando pudieron constatar la presencia de seis varones, todos indocumentados. Dos de ellos resultaron ser menores de edad.
6 migrantes iban ocultos entre la mercancía de un camión de chatarra del puerto de Melilla.
— Guardia Civil 🇪🇸 (@guardiacivil) June 25, 2020
La @guardiacivil les rescató y auxilió, 2 de ellos son menores de edad y todos se encuentran en buen estado de salud. ➕ℹ👇https://t.co/dhXBjL8XKT pic.twitter.com/IMMfr5jK7A
Un drama al que no es fácil habituarse
Desde el servicio de Prensa de la Comandancia de la Guardia Civil en Melilla resaltan el carácter "dramático" de este y otros sucesos, que "desgraciadamente ocurren con mucha frecuencia".
Chatarra compactada y cartonaje son escondites que revisten mucho peligro, explica Martín Rivera, quien señala que los cargamentos de este tipo de residuos son frecuentes en Melilla "porque los desechos de reciclaje se embarcan con destino a la península para su procesamiento". "Hace un par de semanas tuvimos el caso de unos inmigrantes que se habían metido en big bags llenos de chatarra informática", concluye, lamentando los riesgos a los que se exponen los migrantes que intentan a toda costa cruzar a la península.