Los meses han transcurrido desde la última obra presentada en el escenario del Gran Teatre del Liceu de Barcelona. En marzo, el coronavirus detuvo la tramoya del teatro catalán y apagó los focos que vuelan sobre el escenario. El gran coliseo barcelonés se oscurecía en las vísperas de la primavera, ya con la mente en el otoño, en la próxima temporada.
La vegetación cubría la imponente sala dorada y carmesí del teatro. Cada planta, sentada en su butaca sobre un plato de plástico, esperaba el inicio del concierto. Horas antes habían enseñado su entrada para entrar en el auditorio, llegadas desde viveros de los alrededores de la capital catalana. La mayoría llevaba más un día dentro de la sala, al ser instaladas a lo largo del domingo 21. Estaban preparadas para que a las cinco de la tarde comenzaran a sonar los acordes de Crisantemi del compositor italiano Giacomo Puccini. Estos eran interpretados por los componentes del cuarteto de cuerda UceLi Quartet, los violinistas Yana Tsanova y Oleg Shport, la violista Claire Bobij y el chelista Guillaume Terrail. Unos de los pocos seres humanos presentes en el Liceu en aquel momento.
Eso sí, no eran los únicos. Además de las cerca de 1.000 personas que siguieron el espectáculo vía streaming, se encontraba el artista Eugenio Ampudia, artífice y organizador de esta actuación, en colaboración con la comisaria Blanca de la Torre, el Liceu y la galería Max Estrella. "Llenamos el Liceu de vida. Una vida distinta, la de los espectadores vegetales. Los músicos tocaban para las plantas. En ningún momento existió la intención de cosificar a las plantas", admite Ampudia a Sputnik Mundo.
El reino vegetal era protagonista y asistente al concierto. Minutos antes del inicio de la obra los megáfonos sonaban para recordarles que apagaran sus teléfonos móviles, estuvieran calladas y no hiciesen fotografías a los músicos durante la actuación. Incluso aplaudían, gracias a Ampudia, que grabó el sonido de las plantas al moverse mientras eran situadas en sus localidades. La 'voz' de más de 2.000 plantas al unísono.
Concierto del Bioceno
Un acto que iba más allá de la música y de la vuelta del arte al corazón del Liceu de Barcelona. Y es que el concierto nació de la reflexión sobre la relación que se establece entre el ser humano y todo lo que le rodea. "La idea surgió en el confinamiento. Veía como la naturaleza avanzaba sobre los lugares que habían desocupado por la pandemia. Yo siempre he tenido y creído en una relación de igualdad con la naturaleza. Me siento naturaleza, que es donde se engloba al ser humano, aunque a veces lo olvidemos. Ver el avance de la naturaleza era como si lo hiciera yo mismo. Me generaba una empatía entre lo que estaba pasando y mi yo más profundo", asegura el artista.
De ahí, la importancia de reflejar la relación establecida entre los músicos, seres humanos, y las espectadoras, plantas. Un intercambio en el que ambas formas de vida se encuentran a la misma altura. "Es una manera de visibilizar la coexistencia y esas relaciones entre todo tipo de especies", incide la comisaria, que, al igual que Ampudia, recuerda que las plantas también sienten la música.
"Las plantas responden a los estímulos musicales, como nosotros. Y a muchos otros. Solo que de otra manera. Lo único que nuestra visión antropocéntrica nos impide verlo. Tienen otro ritmo y tenemos que aprender a entenderlo", afirma De la Torre.
Una acción artística que se desenvuelve bajo un concepto creado por la comisaria y que durante años ha sido objeto de estudio: el Bioceno. Precisamente, esta palabra es la que define y da nombre a lo vivido el lunes 21 en el Liceu, el Concierto para el Bioceno. "Habla de la colaboración entre humanos, animales no humanos y otros seres vivos y de compromiso ecosocial. Todo esto se incluye en el Bioceno, el nombre con el que definir a la próxima era tras el Holoceno. Desde hace tiempo crítico el concepto del Antropoceno, que es como se quiere denominar al próximo periodo. Es un término que alude a connotaciones políticas y colonialismo y en el que se homogeneiza toda la culpa del estado del planeta a todos los seres humanos".
"El Bioceno tiene una visión positiva, ya que coloca la vida en el centro, sin echar culpas. Es un cambio de paradigma", explica la comisaria.
Un espectáculo que De la Torre espera que suponga un antes y un después en el planteamiento de la existencia y cómo interactuamos con lo que está a nuestro alrededor. Destaca que medios de todo el mundo se han interesado en la obra, lo que supone "un puente entre el arte contemporáneo y la Tierra". "Es una acción simbólica este concierto. Es un punto de inflexión tras esta pandemia, es analizar hacia dónde nos dirigimos, dar un golpe de timón".
Un espectáculo que se organizó en muy pocos días tras la petición del director artístico del Liceu, Víctor García de Gomar, a Eugenio Ampudia. Proyecto que convirtió el teatro catalán en un vergel, ahora distribuido entre los sanitarios del Hospital Clínic. Cada uno recibió una de las espectadoras del Concierto para el bioceno. Allí, las plantas fueron protagonistas de la vuelta a la vida en el Liceu de Barcelona. Al final, es un concierto más, en el que el público disfruta de lo que percibe. Que no oigamos la reacción no significa que no exista. Simplemente, está a otra frecuencia. Y, a veces, solo basta con parar y escuchar.