Cualquier cantidad de películas, poemas, canciones, pinturas e historias se han dedicado a los abrazos, ese simple acto de rodear al otro como muestra de afecto. Decía el poeta chileno Pablo Neruda que "un abrazo es expresar la propia existencia a los que nos rodean". El uruguayo Mario Benedetti aseguraba que "un simple abrazo nos enternece el corazón, nos da la bienvenida y nos hace más llevadera la vida".
En plena época de los abrazos prohibidos o limitados, el fotógrafo español Emilio Morenatti, Premio Ortega y Gasset de Periodismo Gráfico 2013, ingresa en una residencia de ancianos de Barcelona para retratar cómo los mayores, los más vulnerables de esta pandemia, se han ingeniado la manera para que en sus vidas no vuelvan a faltar esos gestos que contienen y fortalecen, porque como decía Neruda en su poema La Magia de un abrazo, son ellos los que nos permiten "arrancar un pedacito de sí para donarlo a algún otro hasta que pueda continuar el camino menos solo".
Y fue un plástico lo único que pudo interponerse entre Agustina Cañamero, de 81 años, y su esposo Pascual Pérez, de 84 años, quienes por primera vez en 59 años de matrimonio pasaron 102 días separados por el confinamiento.
La reanudación de las visitas en los centros de mayores también permitió el reencuentro entre Dolores Reyes, de 61 años con su padre, quienes pasaron cuatro meses sin verse por la pandemia.
Beatriz Segura no ocultó la gran emoción que lo provocó reunirse con su madre después de cuatro meses sin verla ni poder sentir su calor. Una de las primeras propuestas que le hizo al verla fue invitarla a comer a un restaurante, pero su madre le confesó que lo primero que quería hacer cuando saliera era ir a un salón de belleza.
Miles de familias en España quedaron separadas o desintegradas por una pandemia que se ha cobrado la vida de más de 28.300 personas.