Alejandro Treuquil tenía 37 años y era werken de la comunidad We Newen de Collipulli, ubicada en la región de la Araucanía, al sur de Chile. Werken es una autoridad tradicional mapuche que cumple la función de portavoz y consejero de su comunidad.
El pasado 4 de mayo Treuquil, quien visitaba periódicamente a los presos políticos mapuche, fue a reparar su viejo automóvil con el que podía ir a la cárcel de Angol. Ese mismo día y después de tomar once (té de media tarde) junto a su familia, le dijo a su esposa que iba a buscar un caballo que se le había perdido, con la ayuda de tres jóvenes.
La fiscalía confirmó que Alejandro Treuquil murió producto de un "impacto balístico en su cuello", señalando que el werken estaba acompañado por tres personas de 14, 18 y 19 años, quienes resultaron con diversas lesiones, este último con un disparo en la clavícula.
La versión preliminar del Ministerio Público, entregada a la prensa, detalló que "esto habría ocurrido cuando este grupo de cuatro personas efectuaba la búsqueda de un caballo, momento en que es atacado por un grupo no definido de personas que ocupan armas de fuego y otros elementos".
La muerte de Treuquel se suma a una larga lista de mapuches que han perdido la vida, y a otros cientos que han sido amenazados y perseguidos.
"No es una situación nueva, es algo que ya tiene relación con el contexto histórico del pueblo mapuche. Hemos venido lamentando desde hace décadas la muerte de ciertos liderazgos, autoridades ancestrales y distintos hombres y mujeres que han sufrido este proceso de racismo y de criminalización de la demanda mapuche", señala a Sputnik Ingrid Conejeros educadora, tejedora mapuche y exvocera de la machi (médica tradicional) Francisca Linconao, esta última acusada injustamente por un delito que no cometió.
Racismo y una contienda histórica
La comunidad We Newén, a la que pertenecía Treuquil, reivindica tierras que disputa con la Forestal Mininco. 60 familias llevan siete años dentro del predio del fundo San Antonio, donde han recuperado casi 40 hectáreas que colindan con la forestal. la cual posee aproximadamente 400 hectáreas.
Días antes de su muerte, el Treuquil había dado dos entrevistas en las que denunció el hostigamiento, la persecución y las amenazas que habían recibido por parte de la policía, especialmente durante el último mes.
En la conversación radial el werken acusó a carabineros por el trato racista y amenazante, realizado con altoparlantes, al momento de ingresar a la comunidad: "indios culiaos, ya van a caer uno por uno", y "los vamos a matar hijos de la perra".
Trato que no sorprende a Mewlen Huencho, werken de la comunidad mapuche Kiñe Malfun de Peñalolen, en Santiago, quien considera que el racismo que hoy vive el pueblo mapuche responde a una segunda colonización.
Un racismo insondable donde no solo los consideran flojos, "somos los cabeza dura, los que no entendemos". Similar a como era antes con la llegada de los conquistadores, solo que hoy es un racismo relacionado con el sistema neoliberal, "es más profundo que solo el color de piel".
"Ese racismo en donde nos muestran como monstruos, que somos terroristas, somos gente que tiene que estar en la cárcel, así nos muestran las noticias. Terroristas, por defender y querer volver a respetar la tierra".
Para Conejeros este racismo es estructural porque primero, y a partir de la llegada de los españoles y luego tras la naciente nación chilena, lo que se buscó fue "ir combatiendo todas las formas y expresiones de un pueblo".
"Nos empiezan a invadir, a ocupar el territorio, esta invasión no solamente fue militar, también fue una invasión cultural desde el punto de vista que va a la par, avanzaban los militares, pero también avanzó y entró la Iglesia católica", detalla.
Iglesia que se encarga de poner escuelas donde los niños mapuche deben aprender otro idioma. Invasión que también impuso el sistema de salud occidental que, para la educadora mapuche es otra muestra más del avance del racismo, porque "van dictando leyes que van haciendo que el pueblo mapuche sea acorralado y reducido, no solamente territorialmente, sino en lo jurídico y en lo espiritual".
Los mapuche son "poco atractivos"
La mayoría de los chilenos tiende a mirar la problemática mapuche como un tema lejano, que no le concierne o que corresponde a los especialistas o a los miembros de esa etnia.
No obstante el alto nivel de mestizaje entre la población de Chile, una investigación del Centro de Estudios de Opinión Ciudadana (CEOC) de la Universidad de Talca, al sur de Santiago, concluyó que un 52% de los chilenos afirma creer que no tiene ancestros indígenas.
El análisis, denominado Prejuicio y Discriminación Racial en Chile, publicado en enero del 2018, y que entrevistó a 404 personas entre 18 y 60 años, estableció que un 73% prefiere autodenominarse "chileno", por sobre "mestizo" (24%) o "mapuche" (1,8%). Al separar la respuesta por estrato socioeconómico, solo 11,2% de los entrevistados de ingreso superior reconoce su condición de mestizo.
Cifras que hablan de un racismo arraigado, puesto que, en el mismo estudio, se sostiene que los empleadores buscan trabajadores "con buena presencia", privilegiando la apariencia más allá de las capacidades laborales del candidato. Esto se ve reflejado, cuando el estudio pregunta: "¿Cree que tener apellido mapuche puede perjudicar en la búsqueda de empleo o ascenso en la empresa?", a lo que un 70,7% responde que sí.
Para los especialistas del CEOC el prejuicio racial y el clasismo se entremezclan estableciendo clases definidas. Asimismo, determina que el prejuicio racial esconde ansias de superioridad, y que las conductas discriminatorias asociadas a esta superioridad se sustentan en el patrimonio físico y genético de un individuo o grupo. De hecho, en este estudio un 70,6% considera que los mapuche son poco atractivos físicamente.
Quizás lo más complejo que revela el publicación es que "la persona que discrimina infiere, a través de las características físicas observables, los aspectos morales o intelectuales del otro".
"Yo lo viví, desde que nos miraban como muy inferiores, que éramos tontas, que éramos flojas, que éramos piojentas. Porque nosotros éramos parte de ese pueblo que lo defendimos desde niña. Desde niña tuvimos formación mapuche de una madre fuerte, ella imponiendo su identidad siempre", recuerda Mawlen.
Para ella es una identidad que hoy se vincula a lucha por la recuperación de tierras que les fueron arrebatadas primero por los españoles y luego por el Estado chileno, que trajo colonos blancos, en una política racista de blanqueamiento. Colonos que en el contexto de la actual economía neoliberal solo ven a la tierra como un negocio, y donde los mapuche que los enfrentan son criminalizados.
"Ellos son gente que usurpa, que despoja, así que no hay una buena mirada sobre ellos, nosotros los convocamos a ellos a ser respetuosos con la tierra, no explotando la tierra", señala la werken.
Racismo judicial
El aparato estatal ha creado una estructura diseñada para perseguir a las comunidades que se han levantado en demandas legítimas de restitución territorial, "en espacios que eran suyos y fueron usurpados, donde habitan hoy en día colonos", opina Conejeros.
Hay además un racismo judicial que se traduce en persecuciones y montajes como lo demostró el caso Operación Huracán, que se ve reflejado en las medidas cautelares y en las propias condenas, "donde hay escasas pruebas, pero finalmente se logran, por lo menos las prisiones preventivas", puntualiza la educadora mapuche.
Para Conejeros, esto expresa la discriminación judicial de su pueblo porque hace referencia a conductas terroristas imputadas a los mapuche. "No debiera ser aplicada con nosotros porque tenemos el amparo del convenio 169, que la justicia chilena ha omitido", aclara.
Los George Floyd mapuche
El asesinato de Alejandro Treuquil trae a la memoria otros muchos crímenes cometidos contra miembros de la comunidad mapuche que son resultado de abuso policial y el racismo estructural.
- El comunero Camilo Catrillanca, 24 años, muerto por un balazo en la cabeza, disparado por el funcionario policial Carlos Alarcón, en noviembre de 2018.
- Alex Lemún, 17 años, asesinado en 2002 por el mayor Marco Aurelio Treuer, un caso que esperó 17 años para tener sentencia.
- José Gerardo Huenante, 16 años, desapareció el 2005 después de ser subido a una patrulla de Carabineros.
- Jaime Mendoza Collío, 24 años, murió en 2009 por un disparo del carabinero Miguel Jara.
- Johnny Cariqueo, 20 años, quien falleció en 2008 producto de una golpiza realizada cuando estaba detenido en una comisaría.
- Matías Catrileo, 24 años, estudiante universitario mapuche, asesinado de un disparo del carabinero Walter Ramírez.
- Lemuel Fernández (2019), Luis Marileo y Patricio González (2017), Macarena Valdés (2016), Víctor Mendoza Collío (2014), José Quintriqueo (2014), Rodrigo Melinao (2013), Zenén Díaz Necul (2005), Julio Huentecura (2004), Jorge Suárez Marihuan (2002), los hermanos Mauricio y Agustina Huenupe (2002) y Juan Collihuín (1999).