La ciudad de Falerii Novi fue fundada en el año 241 a. C., tras la destrucción por Roma del cercano centro falisco de Falerii Veteres. La ocupación del centro continuó durante la época romana y hasta el período medieval temprano hasta que se abandonó por completo en el siglo VII d. C. Situada aproximadamente a 50 km al norte de Roma, Falerii Novi tiene un área aproximadamente triangular amurallada de 30,5 hectáreas. Las estructuras de la ciudad terminaron enterradas bajo una capa de tierra.
El equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge y la Universidad de Gante aplicó la tecnología GPR que permite ver a través de la tierra. El GPR funciona como un radar normal, haciendo rebotar las ondas de radio en los objetos y usando el eco para construir una imagen a diferentes profundidades.
El equipo adjuntó una retícula de radares a un remolque de un pequeño todoterreno e inspeccionó las 30,5 hectáreas dentro de las murallas de la ciudad tomando una lectura cada 12,5 cm.
Falerii Novi es un yacimiento especialmente idóneo porque está bajo un terreno despejado, con pocos árboles y sin edificios que impidan el paso de los radares.
Los investigadores descubrieron un complejo de baños, un mercado, un templo, un monumento público como no se había visto antes, e incluso una extensa red de tuberías de agua de la ciudad. Estudiando diferentes profundidades, los arqueólogos pueden ahora estudiar cómo evolucionó la ciudad durante cientos de años. Los datos del GPR revelaron algunos de los cambios físicos experimentados por la ciudad, por ejemplo el robo de piedras.
El estudio también desafía ciertas suposiciones sobre el diseño urbano romano, mostrando que el plan de Falerii Novi estaba menos estandarizado que el de muchas otras ciudades bien estudiadas, como Pompeya. El templo, el edificio del mercado y el complejo de baños descubiertos por el equipo también son más elaborados arquitectónicamente de lo que normalmente se esperaría en una ciudad pequeña.
Los científicos aseguran que su experiencia tiene importantes implicaciones y oportunidades sin precedentes para el estudio de las ciudades antiguas porque muchas no pueden ser excavadas, ya sea porque son demasiado grandes o porque están atrapadas bajo estructuras modernas.
"Es emocionante y ahora realista imaginar que el GPR pueda ser utilizado para inspeccionar una ciudad importante como Mileto en Turquía, Nicópolis en Grecia o Cirene en Libia", comentó Millett, al indicar que todavía hay mucho que aprender sobre la vida urbana romana. El estudio se publicó en Antiquity.