Después de una hora y media de rezos, el médico tradicional William Yukuna terminó de crear la medicina que ayudará a los indígenas de Leticia, capital del departamento de Amazonas, a preservar su salud y combatir al COVID-19.
El 20 de abril el COVID-19 llegó a Leticia, paso fronterizo a Tabatinga (Brasil) y Santa Rosa de Yavarí (Perú). Desde entonces ha dejado un vendaval: 72 personas han muerto, hay casi 2.000 infectadas. Las tumbas escasean y el sistema de salud ha colapsado, han habido casos de personas personas que han muerto en sus casas esperando la ambulancia, que han pedido ayuda médica pero no han sido atendidas.
"Por todas las cosas que han escuchado que suceden en Leticia, del hospital, por el miedo de que los aíslen en una habitación y no puedan ver a su familiares, más las muertes... las comunidades indígenas han decidido no reportar los casos y no recibir atención", dijo a Sputnik la indígena Murui Ángela López-Urrego, miembro de la Asociación Tejiendo Amazonas Tejama.
El 5 de junio la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) registró 515 indígenas infectados en Leticia, y señaló que el nivel de prevalencia de la pandemia en la ciudad es 31,3 veces mayor que en Bogotá.
El maloquero (médico tradicional) del Cabildo de los Pueblos Indígenas Unidos de Leticia había pedido a sus colaboradores que le llevasen los ingredientes necesarios para poder crear la medicación, de manera que después ellos pudieran repartirla entre las comunidades.
López-Urrego fue una de las siete colaboradoras que le acercó copal (un tipo de resina aromática vegetal), una "casa" de abejas negras, su miel, inciensos de laurel, ají rojo y grande parecido al chile, mambe (el polvo que se obtiene de tostar, moler y cernir las hojas de coca amazónica mezclándolas generalmente con cenizas del árbol cecropia como aditivo alcalino), hojas de coca, y ambil (una pasta negra que se obtiene a partir de la cocción de las hojas de tabaco mezclándolas luego con sales vegetales alcalinas).
Yucuna cocinó todos los ingredientes y rezó mientras sus colaboradores conversaban por lo bajo. Cuando terminó, compartió su reflexión.
"No estamos utilizando nuestra propia medicina, la natural de nosotros. Nos hemos apropiado mucho de la parte occidental. Claro que la medicina occidental es una parte complementaria, pero lo propio es lo más importante que se puede utilizar: la planta sagrada y ponerle fe a las cosas, ponerle credibilidad en que funcionan las plantas que yo a ustedes le confío con fe", dijo Yucuna.
Desde que las comunidades decidieron no reportar los posibles nuevos casos de COVID-19, no han permitido la entrada de extranjeros a sus territorios por miedo a los contagios y han apostado por utilizar sus medicinas tradicionales. Aunque los ingredientes utilizados en los rituales difieren de comunidad a comunidad, el copal está siendo utilizado en todos. Los maloqueros aseguran que es la medicina efectiva para enfrentar al COVID-19, y que está funcionando.