Convencer al Reino Unido de que permitiera a Huawei construir redes 5G es "similar al éxito de la batalla de Stalingrado, que fue un nivel de inflexión que remodeló el panorama mundial", publica el Wall Street Journal citando un memorándum que recoge palabras del fundador de Ren Zhengfei.
Citando una transcripción supuestamente confirmada por dos ejecutivos de Huawei, el medio afirma que durante su anterior visita al centro de investigación y desarrollo de Huawei en Hangzhou, Ren Zhengfei ordenó al personal a que tomara indicaciones de Google y que "se adelantaran, matando sobre la marcha, para abrirnos un camino de sangre".
La visita tuvo lugar aproximadamente un mes después de que la hija de Ren, Meng Wanzhou, fuera arrestada en Canadá en 2018. La mujer ahora se enfrenta a la extradición a EEUU por cargos de violación de las sanciones comerciales estadounidenses.
Más tarde, mientras se encontraba en un campus de Huawei en Wuhan, Ren anunció a los empleados: "La empresa ha entrado en estado de guerra".
El WSJ también cita un memorándum escrito por la jefa de asuntos públicos de Huawei, Catherine Chen.
"Ren ha señalado el camino correcto para nosotros, que es adoptar una mentalidad occidental para resolver los problemas que enfrentamos en los mercados occidentales", declaró Chen, según se informa.
El mismo Ren había descrito la técnica de compromiso público de la empresa como una campaña de marketing de malvaviscos.
Huawei trató de mostrar al público las sospechas de la empresa con una ofensiva de llamamiento a los medios de comunicación, encabezada por Ren, que apenas había concedido entrevistas a los medios de comunicación internacionales.
"No empujar demasiado laborioso, sin embargo hacer que nuestros mensajes se peguen", reveló Chen.
Washington también se movió para frenar la capacidad de fabricación de chips de Huawei y adoptó una regla que impide a las compañías telefónicas de EEUU en las zonas rurales aprovechar los subsidios del Gobierno para el equipo de Huawei.
Mientras que EEUU acusa a Huawei de robar secretos comerciales y espiar en nombre del Gobierno chino, Pekín y la empresa niegan enérgicamente las acusaciones.