La muerte de George Floyd desató una ola de protestas e indignación alrededor del mundo reavivando el movimiento denominado Black Lives Matter en contra del abuso a los afroamericanos.
Son varias las manifestaciones que se dieron lugar en Londres, donde cientos de personas se sumaron a las protestas en contra de la violencia policial y la discriminación.
El inmueble fue inaugurado en 2018 por el embajador Robert Wood Johnson, quien este fin de semana emitió una carta abierta a los británicos en la que comparte su "aflicción por la trágica muerte del señor George Floyd, que merece ser condenada universalmente".
"EEUU está comprometido con el ideal de que todas las personas tienen el inalienable derecho a la justicia, la libertad y la igualdad", escribió el emisario diplomático del presidente Donald Trump, sin conseguir aplacar la ira de gran parte de la ciudadanía.
Refuerzos policiales se desplazaron a esta zona del sur del Támesis en prevención de la repetición de incidentes violentos, que se registraron en los minutos finales de las protestas de los días anteriores.
Scotland Yard atribuyó a una "minoría" la responsabilidad de los disturbios del 6 de junio frente a Downing Street, residencia del primer ministro, Boris Johnson, donde catorce agentes resultaron heridos.
"Me entristece y deprime que una minoría de manifestantes recurrió a la violencia contra los oficiales anoche en el centro de Londres", declaró la jefe del servicio metropolitano, Cressida Dick.
Las protestas se escenificaron en otras ciudades del Reino Unido, incluidas Glasgow, Nottingham y Bristol, pese a las restricciones de distanciamiento y reuniones sociales, emitidas por los gobiernos central y autonómicos, para contener la propagación del coronavirus.