Aun cuando muchos vaticinaron la inevitable caída de la Revolución cubana tras la muerte de su líder histórico Fidel Castro (1926-2016), su hermano Raúl supo sortear profundos escollos en tiempos difíciles, y logró mantener la unidad, algo indispensable en cualquier proceso revolucionario que por demás tiene como principal enemigo al Gobierno más poderoso del mundo.
Raúl Castro aún marca el tránsito generacional de un proceso socio-político que se ha mantenido en resistencia durante más de seis décadas en la isla, y fue a quien correspondió, desde la llamada "generación histórica de la Revolución", entregar la batuta del poder a las nuevas generaciones.
Y es precisamente esa máxima "raulista" la que ha marcado los más recientes cambios producidos en la isla, que van de lo político a lo económico, pero sin perder la brújula de los principios que inspiraron a los iniciadores de la Revolución en 1959.
Durante su mandato al frente del país (2008-2018), impulsó importantes cambios, entre ellos:
- el reconocimiento del trabajo privado;
- la autorización a la compra y venta de autos y casas, hasta ese momento prohibido en Cuba;
- la restructuración de ministerios y organismos para buscar darle más vitalidad a la economía nacional;
- la flexibilización de las restricciones migratorias.
También durante su Gobierno impulsó la entrega de tierras en usufructo, la aplicación de una nueva ley del sistema tributario, y la expansión de los servicios y créditos bancarios, entre otras medidas renovadoras.
"Raúl es la memoria (…) se formó en las ideas revolucionarias desde muy joven. Profundamente martiano, amó con pasión y ama la historia de Cuba y cree que la clave de la pervivencia de la Revolución está en el conocimiento, precisamente, de la historia de este país y de sus hombres", opinó en 2018 el doctor Eusebio Leal, director de la Oficina del Historiador de La Habana.
Sin proponérselo, se convirtió en el eslabón de una generación a otra, que en un escenario político que poco ha cambiado en los últimos 60 años, busca nuevos derroteros con miradas más frescas, pero sin perder las raíces.
Inicio en revolución
Aun cuando Fidel Castro era la figura más emblemática del aquel movimiento guerrillero que entró triunfante en La Habana en enero de 1959, no podría escribirse la historia de los últimos 70 años en Cuba, sin mencionar a Raúl, quien acompañó a su hermano mayor desde los días de las luchas universitarias hasta el triunfo revolucionario, y en el posterior desarrollo del Gobierno que ha regido los destinos de la isla en las últimas seis décadas.
Siempre cercano a su hermano Fidel, muy pronto se vinculó a las luchas estudiantiles contra la dictadura del general Fulgencio Batista (1952-1958) que tenían como escenario a la Universidad de La Habana, donde estudiaba Administración Pública.
El 26 de julio de 1953 formaría parte del grupo de jóvenes encabezados por su hermano Fidel, que asaltarían el cuartel Moncada, segundo bastión militar de la isla, en Santiago de Cuba, con el propósito de derrocar al Gobierno de turno, hecho por el que fue encarcelado hasta 1955, en que después de una amnistía, logra exiliarse en México.
En 1956 integra el grupo de 82 expedicionarios que, a bordo del yate Granma desembarcan al sureste de Cuba y comienzan la lucha guerrillera en las montañas de la Sierra Maestra, convirtiéndose en el jefe del II Frente Oriental Frank País, uno de los principales bastiones de la guerrilla, que finalmente derrocó al ejército de Batista en enero de 1959.
Después del triunfo
Jefe militar que alcanzó el grado de general de Ejército, por casi cinco décadas fungió como ministro de las Fuerzas Armadas cubanas, y a la vez, acompañó a su hermano Fidel en la construcción y dirección del Partido Comunista, y en la conducción del Gobierno.
En 2018, fiel a su advertencia que abandonaría el poder después de un segundo mandato, entregó la dirección del país al actual presidente Miguel Díaz-Canel, quien lo sustituyó en el cargo en abril de 2018.
A sus 89 años, Raúl Castro sigue siendo el líder político de los cubanos en la isla, en su condición de primer secretario del Partido Comunista, que, según el artículo cinco de la Constitución de la República, es la "fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado".