Un grupo brasileño de investigadores de la Universidad Estatal de Campinas, Sao Paulo (sur), descubrió uno de los riesgos más fuertes de los pacientes diabéticos frente al COVID-19.
Glucosa y COVID-19
"El trabajo muestra una relación causal entre el aumento de los niveles de glucosa con lo que se ha visto en la clínica: mayor gravedad de COVID-19 en pacientes con diabetes", explicó a la agencia Fapesp el investigador Pedro Moraes-Vieira del Grupo de Investigación de Medicina Experimental (EMRC) y del Centro sobre Obesidad y Comorbilidades (OCRC) con sede en la Unicamp.
El motivo es que los altos contenidos de glucosa en sangre son atacados por células de defensa llamadas monocitos, que encapsulan la glucosa liberando citoquinas, unas proteínas con acción inflamatoria que causan diversos efectos, entre ellos la muerte de las células pulmonares.
En una primera parte del estudio utilizaron herramientas bioinformáticas para analizar células pulmonares de pacientes con COVID-19 de grado medio y severo, y reconocieron la presencia de una gran cantidad de monocitos y macrófagos, dos células de defensa y control de la homeostasis —regulación y equilibrio de sustancias en el organismo—.
Posteriormente, el grupo hizo una serie de pruebas con monocitos infectados con COVID-19 que fueron cultivados en diferentes concentraciones de glucosa. A partir de esto, comprobaron que "cuanto mayor es la concentración de glucosa en el monocito, más se replica el virus", según dijo Moraes-Vieira.
Esto se debe a que las células de defensa producen en respuesta a la glucosa moléculas de la familia de las citoquinas, que si bien en cantidades medianas cumplen funciones inmunizadoras, en grandes cantidades pueden producir un fenómeno conocido como "tormenta de citoquinas", y esto es lo que ocurre cuando se las expone a niveles altos de glucosa.
Posibles respuestas
Para ver si podían contrarrestarse los efectos de la rápida replicación de citoquinas frente a los altos niveles de glucosa, los investigadores hicieron pruebas con varios medicamentos, como el 2-DG, y el 3-PO, utilizados para inhibir los flujos de glucosa.
En ambos casos se observó que bloquearon la replicación del virus y la producción de citoquinas inflamatorias. Estos medicamentos están actualmente siendo probados en ensayos clínicos para algunos tipos de cáncer, y no se descarta en el futuro probarlo directo en pacientes con COVID-19.