La escalada de tensiones entre China y EEUU se concentra en las últimas semanas en temas que afectan "el orgullo" del país asiático, por considerarse cuestiones de soberanía.
Al respaldo del secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, a la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, al inicio de su segundo mandato en mayo, se sumó su apoyo a los opositores en Hong Kong contra la Ley de Seguridad Nacional.
El proyecto fue retirado y Pekín logró aplacar las movilizaciones, que ahora volvieron durante la discusión de la llamada norma para el Establecimiento y la Mejora del Sistema Legal y los Mecanismos de Aplicación para la Región Administrativa Especial de Hong Kong.
"Políticos estadounidenses y británicos han saltado al escenario por detrás, para respaldar las fuerzas y a los extremistas que incitan a la violencia, el vandalismo y el caos en Hong Kong", consignó Xinhua, la agencia oficial de noticias china.
Pompeo amenazó con revocar el estatus especial de Hong Kong, mientras que el presidente Donald Trump anunció que podría impedir el ingreso de ciudadanos chinos considerados "un riesgo" para su país.
Por su parte, el Gobierno chino liderado por Xi Jinping, a través del portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Zhao Lijian, aseguró que "cualquier declaración o acción que perjudique los intereses del país se encontrará con un firme contraataque".
Mano a mano
Hong Kong es un importante puerto y un centro financiero global que fue colonia británica desde el final de la Segunda Guerra del Opio anglo-china (1856-60) hasta 1997, cuando Reino Unido lo devolvió a China.
En el contexto actual, "es lógico" que Pekín fortalezca "sus políticas en Hong Kong. (...) Tiene que cuidarla porque es como la oficina exterior de China, gran parte de los negocios del mundo con el país pasan por Hong Kong", subrayó el analista.
"EEUU lo sabe y creo que ante esta situación de alteración constante desde hace dos o tres años con protestas y demases, China tiene la idea de cortarla de raíz y ordenar Hong Kong", agregó el entrevistado.
Con esta nueva norma aprobada por la Asamblea Popular Nacional, Pekín procura "salvaguardar la soberanía nacional, la seguridad y los intereses de desarrollo", como así también defender y mejorar "el modelo de un país con dos sistemas", según lo reseñó la agencia Xinhua.
"Limita las expresiones que hemos visto desde hace uno o dos años a las que han llamado manifestaciones democráticas", explicó Calvo. "Si bien pueden ser operaciones fundamentadas y originadas en reclamos verdaderos de la población, son fomentadas y alentadas por los servicios británicos y norteamericanos, que necesitan de manera permanente agitar el fantasma del comunismo", agregó.
Aprovechar el contexto
Mientras el país "estaría dejando atrás el proceso de esa enfermedad, [EEUU] necesita seguir golpeándola. Es su enemigo a abatir", resumió Calvo. En este sentido añadió que desde que Trump asumió en 2017 viene usando a la potencia asiática como distracción para problemas internos y de su propia administración.
"Tiene 110.000 muertos por la pandemia y ahora esta crisis a partir del asesinato de George Floyd que ha generado infinidad de manifestaciones en docenas de estados", graficó el analista.
Para Calvo, "ante toda acción tomada por EEUU, China responderá prácticamente en el mismo tono, nivel y con la misma presión porque lo puede hacer. Tiene resto económico y militar para hacerlo. EEUU lo sabe muy bien, por eso no va a pasar más que de esta artillería de fuegos artificiales que se están cruzando".