Las partículas de alta energía que penetran en la atmósfera del planeta podrían afectar a los protoorganismos, obligándolos a desarrollar la homoquiralidad inherente de todos los organismos vivos de hoy en día.

La homociralidad biológica fue estudiada por primera vez en 1848 por Louis Pasteur y desde entonces, los científicos han estado tratando de resolver el rompecabezas que explica el origen de las preferencias quirales por una sola forma particular.
Los investigadores sugirieron que la homociralidad se debe a los rayos cósmicos, en particular a los muones. Estas partículas se dispersan en la atmósfera y viven unas dos millonésimas de segundo y luego se desintegran con la misma orientación magnética.
Así, el ADN y el ARN del lado derecho evolucionaron a un ritmo mayor y se hicieron más estables y adecuados para los organismos vivos.
Además, los investigadores sugieren que si hay otras formas de vida en el universo, los carbohidratos en su ADN están alineados en la configuración de la hélice derecha, como en los organismos vivos de la Tierra.
Los resultados del trabajo se han publicado en la revista Astrophysical Journal.