Sean O'Donnell, inspector general jefe del Departamento de Defensa de EEUU, informó al Congreso sobre el progreso de la Operación Resolución Inherente en un informe de 134 páginas. El columnista de Sputnik Andréi Kots ha analizado los puntos cruciales del informe.
De Irak a Siria
El asesinato del teniente general iraní Qasem Soleimani en enero de 2020 cambió la situación en Oriente Medio. El 3 de enero, un avión no tripulado estadounidense voló por los aires el coche de Soleimani en el aeropuerto internacional de Bagdad. Este acto puso a EEUU e Irán al borde de una guerra a gran escala, pero Teherán respondió con mesura, atacando las instalaciones militares estadounidenses en Irak. El informe confirma que más de 100 estadounidenses fueron heridos.
Algunos miembros del personal han sido trasladados a otras instalaciones, mientras que otros fueron mandados a Siria. El número de tropas estadounidenses en Siria ha aumentado significativamente.
El petróleo sirio
"Aunque Donald Trump ha declarado repetidamente el fin de la operación en Siria, vemos lo contrario: el fortalecimiento del contingente militar. Creo que Washington está preparando un nuevo concepto de presencia. No puede aceptar el hecho de que Damasco esté patrocinado por Rusia", comenta Serguéi Sudakov, experto en política estadounidense de la Academia de Ciencias Militares de Rusia.
En opinión del experto, el éxito de las Fuerzas Armadas rusas se percibe como un reproche a toda la política de Donald Trump en Oriente Medio. Estados Unidos está, además, interesado en el petróleo de Siria. Todos los recursos en Irak ya están bajo el protectorado estadounidense, pero los campos petroleros de Siria aún no se han desarrollado de forma completa.
Asimismo, O'Donnell señala explícitamente que el principal objetivo de las operaciones contra ISIS en Siria es garantizar la seguridad de los campos de petróleo y gas.
Riesgo de escape
O'Donnell sostiene que el Estado Islámico tiene "un bajo nivel de actividad" tanto en Irak como en Siria y que no es capaz de mantener los territorios bajo su control. Los extremistas han pasado a las tácticas de emboscada y asalto. En Irak atacan principalmente en las zonas desérticas y montañosas al norte y al oeste de Bagdad. En Siria, solo en las provincias de Deir-ez-Zor, Hasaka y Raqa.
Sin embargo, no se puede hablar de una victoria completa sobre los terroristas. Según el Departamento de Defensa de Estados Unidos, la organización está restaurando sus capacidades de movilización y para reclutar a los residentes locales. Los analistas estadounidenses estiman que el número total de milicianos en Siria e Irak es de entre 14.000 y 18.000.
Sin apoyo local
El Pentágono también cree que la calma relativa en Oriente Medio en marzo y abril fue causada por la pandemia de COVID-19. Los ejércitos de los Estados que participan en la lucha contra el terrorismo han reducido considerablemente sus actividades. Mientras tanto, los yihadistas han podido sanar sus heridas y reagruparse. El inspector general del Pentágono está seguro de que en los próximos meses pueden restablecer su actividad.
Sin embargo, O'Donnell también observa que los roces entre los militares rusos y estadounidenses han aumentado desde principios de año. Se trata, por ejemplo, del bloqueo de las rutas para patrullas y convoyes.
El informe también habla de la creciente hostilidad hacia las tropas de EEUU por parte de los sirios civiles. Así, a los convoyes militares de EEUU regularmente les lanzan piedras, y ponen barricadas en su camino.
"Para que el agresor permanezca en un país extranjero durante mucho tiempo debe tener una base social. Sin el apoyo de la población es posible mantener el control sobre el territorio únicamente estableciendo contingentes militares en todos los asentamientos, como hicieron los alemanes en las zonas ocupadas de la URSS durante la Segunda Guerra Mundial. Los estadounidenses no tienen esas oportunidades", explica el presidente de la Academia de Problemas Geopolíticos, Konstantín Sivkov.