Según la dietista, para reducir al mínimo los efectos nocivos de las sustancias que aparecen en las patatas viejas, es necesario seguir varias reglas.
"Las patatas que ya han empezado a germinar, que no están frescas, en primer lugar, es mejor hervirlas en vez de hornearlas o freírlas. Es especialmente dañino hervirlas con piel u hornearlas con piel porque la concentración de solanina dañina es óptima en los brotes, en la piel, los ojos y la capa superior debajo de la piel", comentó Denísova a Sputnik.
"Además, antes de cocinarlas, es bueno remojarlas en agua durante un tiempo, la solanina se irá al agua y su concentración en las patatas disminuirá", recomendó.
La nutricionista también señaló que hay que evitar las patatas verdes.
En grandes dosis, la solanina tiene un efecto tóxico.
"Si se consume mucho, puede incluso causar intoxicación alimentaria: náuseas, vómitos, diarrea, pero solo en altas concentraciones. Si comemos patatas arrugadas que tienen pequeños ojos, no nos intoxicaremos", admitió Denísova.