Encontrar un nuevo planeta con propiedades similares al nuestro a miles de años luz no es tarea fácil: estos no brillan con luz propia, y la luz de otros astros que puedan reflejar queda eclipsada por la luz que emite su estrella anfitriona.
A pesar de eso, astrónomos de la Universidad de Canterbury, en Nueva Zelanda, han hallado en el bulbo galáctico (la densa región del centro de la galaxia) un exoplaneta rocoso que podría ser el más lejano descubierto hasta la fecha, y que tiene la peculiaridad de orbitar alrededor de su estrella a una distancia similar a la que lo hace la Tierra respecto al Sol.
Si normalmente se opta por el método del tránsito o de rastreo de la velocidad radial para detectar planetas extrasolares, en este caso los astrónomos neozelandeses optaron por el método de microlentes gravitacionales. Este método funciona como un telescopio a nivel cósmico, captando los rayos de luz que emite una estrella y que resultan ligeramente desviados por la gravitación de otra estrella cercana.
Este evento de microlente se llama OGLE-2018-BLG-067 y fue observado independientemente por el sistema de alerta temprana del Experimento de lente óptica gravitacional (OGLE, por su sigla en inglés) que dirige Polonia y por la Red del Telescopio de Microlentes de Corea (KMTNet). Una de las cosas que diferencia este evento de otros es que el hallazgo realizado consiste en un sistema formado por una estrella y un planeta, y no solo por una estrella.
Atendiendo a las conclusiones a las que llegaron los investigadores de la Universidad de Canterbury, se puede decir que este planeta extrasolar es una supertierra que tiene la masa equivalente de unas 3,96 Tierras, lo que lo convierte en uno de los planetas de menor masa descubiertos usando microlentes gravitacionales.
Queda por descubrir si este exoplaneta es habitable, algo que se presenta como todo un desafío, pero hay razones para pensar que sí lo es, puesto que en un planeta rocoso como la Tierra la vida sí pudo surgir.
En cualquier caso, esta investigación demuestra lo potente que es el método de microlentes gravitacionales para seguir buscando exoplanetas y, quizá algún día, topar con un lugar que reúna las condiciones para albergar vida inteligente.