En 2004 y 2006, el telescopio espacial Hubble capturó un planeta que orbitaba una estrella llamada Fomalhaut a 25 años luz de distancia. El planeta era bien detectable en la luz visible, que era extremadamente raro porque los exoplanetas suelen ser demasiado pequeños y débiles para ser vistos.
Al examinar las imágenes inéditas del Hubble tomadas en 2014, los científicos se quedaron altamente sorprendidos, porque Dagon desapareció por completo.
Dagon, un exoplaneta problemático
Desde el principio, la identificación de Dagon como un exoplaneta representó un problema.
Fomalhaut es una estrella muy joven, de unos 440 millones de años, y todavía está rodeada por un anillo helado de polvo y gas, los restos de un disco circunestelar. Eso significa que cualquier planeta que orbita la estrella debería ser también bastante joven, y por lo tanto cálido, emitiendo radiación infrarroja.
Además, era inusualmente brillante en longitudes de onda ópticas azules, lo que no es consistente con nuestros modelos de formación de planetas.
Para explicar estas peculiaridades, los astrónomos decidieron que el planeta estaba cubierto por un enorme anillo o nube de polvo tal vez como resultado de colisiones con otros objetos. Algunos propusieron que Dagon podría ser una estrella de neutrones.
De todos modos, ninguna de estas explicaciones era satisfactoria. Además existía otro problema: la órbita de Dagon cruzaba el anillo de escombros alrededor de la estrella sin perturbarla gravitacionalmente, como debería hacer un planeta.
El planeta que nunca existió
Los astrónomos de la Universidad de Arizona (EEUU) analizaron todos los datos de archivo disponibles del Hubble sobre Dagon.
"Nuestro estudio reveló varias características que en conjunto pintan una imagen de que el objeto de tamaño planetario puede que nunca haya existido en primer lugar", declaró el astrónomo Andras Gaspar.
Cuando descubrieron la asombrosa ausencia de Dagon en los datos del Hubble del 2014, Gaspar y su colega, el astrónomo George Rieke, reexaminaron las observaciones anteriores.
"Claramente, Fomalhaut b estaba haciendo cosas que un planeta de buena fe no debería estar haciendo", afirmó Gaspar.
Los astrónomos llegaron a la conclusión de que el punto brillante visible en las primeras imágenes del Hubble era una secuela de una colisión entre dos cuerpos celestes del tamaño de un asteroide.
"Estas colisiones son extremadamente raras y por lo tanto es bastante difícil que podamos ver una", declaró Gaspar.
Los dos objetos se unieron en un colosal choque que fue brevemente visible, pero que se ha ido expandiendo y disipando con el tiempo. Ahora las partículas son demasiado pequeñas para ser recogidas por el Hubble.
El estudio se publicó en PNAS.