Los hermanos gemelos siempre iban juntos por la vida, mi padre Vsévolod y mi tío Nikolay. Nikolay nació unos minutos antes, y por eso se lo consideraba el mayor, una diferencia simbólica, pero que todos observaban. En la familia había un hermano mayor, pero murió muy joven. Luego apareció el menor, Alex, que nació con una diferencia de 19 años, algo así como un "seguro" de los padres en caso de volver a perder un hijo, ya que los dos gemelos partieron para el frente.
Por algunos comentarios de mi padre, entendí la razón. Alguna vez, hablando sobre la guerra, mi padre dijo: "No hay nada más terrible que la muerte". El heroísmo está en los libros. Pero en la memoria de los que de verdad combatieron, hay sangre, hambre, suciedad y frío. Eso queda para siempre. Los años no curan, y tampoco se quiere recordar, ni mucho menos hablar sobre ello.

Después escuché los mismos pensamientos de mi suegro, que estuvo en la guerra en una brigada de reconocimiento de la infantería, y de otros veteranos a quienes conocí durante la vida.
Recuerdo solo un episodio cuando mi padre habló sobre el tema, por insistencia de mi hermana Irina, que siempre disfrutó de las preferencias paternas.
"¿Tú mataste en el frente?", le preguntó de pronto a mi padre, que se sorprendió. El comenzó a explicar al principio no muy claramente. "En la artillería no se hace contacto directo, disparas a distancia, no se ve nada". Pero luego contestó en serio, que las balas vuelan y que, por supuesto, muere gente, de un lado y del otro. A veces al azar, otras veces con intención. Darle a una persona no es tan sencillo. Había en su batallón un francotirador que podía cortar una hoja de pasto con un disparo, pero cuando tuvo que apuntar y disparar, no le dio a nadie.
"Un día el tío Kolya volvía a la unidad. En el bosque se encontró con una emboscada. Casi todo un pelotón de alemanes. El soldado que lo acompañaba se asustó y corrió, pero el tío disparó hasta que llegó la ayuda. Los alemanes le dispararon y él también disparó, pero no le dio a nadie. Así fue la mayor parte de la guerra. A veces morían miles de manera caótica e involuntaria, y otras veces disparabas sin rumbo y sin resultado".
No se volvió a hablar de temas de la guerra en la familia. Pero siempre veíamos con qué respeto los hermanos se referían a todo lo relacionado con ella. Para ellos, ese tema era sagrado —los amigos del frente, las condecoraciones, las celebraciones—. Nosotros sabíamos que esto era una parte muy importante de sus vidas, que los formó y que llevaron adentro siempre.
Vsévolod y Nikolay, inseparables en la lucha
En el libro Detrás de los informes de guerra, de I.A. Viazankin, 1978, se recuerdan las hazañas de los dos hermanos. Presentamos algunas partes del relato.
Después de graduarse en abril de 1943 en la escuela de artillería de Leningrado, llegaron a nuestra división. Fueron asignados a una batería. Desde los primeros días los hermanos mostraron ser hábiles artilleros, muy bien preparados. Nikolay disparaba con precisión desde posiciones ocultas o a campo abierto. Vsévolod hacía misiones de reconocimiento corrigiendo la dirección del ataque y encontrándose, casi siempre, al frente del punto de ataque.

En el combate en la aldea Redin del 3 de agosto de 1943, Vsévolod, con otros dos soldados de reconocimiento, ocupó un punto de observación en un tanque enemigo destruido, y corrigió la orientación de la artillería. Luego, en el combate por Streletskoe (agosto 8 de 1943), de nuevo desde un tanque, pero no nuestro, por la noche se acercó a la ubicación del enemigo y desde allí corrigió la orientación del ataque. Como resultado la batería destruyó varias ametralladoras enemigas y hasta dos pelotones de infantería. Por esta hazaña, Vsévolod recibió la Orden de la Estrella Roja. Este premio solo nos ayudó brevemente a distinguirlo de su hermano.
[En Sofievka, en marzo de 1944, en Ucrania] los nazis se acercaban y fueron descubiertos por el comandante de la primera batería, teniente Nikolay N. Sofinskiy, que venía con el grupo de reconocimiento desde Sofievka, donde se habían detenido a desayunar. Al valorar la situación, Nikolay Nikoláevich envió a uno de los suyos a buscar las armas y él se quedó con los otros en un lugar adecuado para la defensa. Rápidamente llegaron dos cañones. Casi frente a los alemanes, Sofinskiy inició fuego. El comandante de la división, Lavrentiev, dirigió el ataque con los artilleristas que se habían reunido. Junto a él iba el comandante de la batería, Sofinskiy. El resultado del ataque fue claro. Detuvimos al enemigo, y el cruce de Sofievka quedó atrás.
Lavrentiev ordenó que el primer comandante de la batería, el teniente principal N.N. Sofinskiy, aplastara el punto del enemigo. Para ajustar el fuego, Sofinskiy con un grupo de exploradores se trasladó a la línea del frente y, después de determinar las coordenadas, los transfirió a las posiciones de disparo. El puesto del enemigo fue cubierto con la primera incursión de fuego. El batallón avanzó rápidamente (...) Sofinskiy, junto con los soldados de artillería y las fuerzas de reconocimiento siguieron a la infantería, y sucedió lo inesperado. El grupo enemigo se encontró con nuestros artilleristas. Sofinskiy no se inmutó. Dirigió a su gente al ataque. La lucha no fue larga. Destruyeron 10 fascistas y tomaron cuatro prisioneros, sin ninguna baja propia".

El diario Estrella Roja, en un artículo titulado Los hermanos gemelos, dedicado a los Sofinskiy, escribió: "La valentía distinguió a los dos hermanos en los combates (…) dieron a sus subordinados ejemplo de resistencia, coraje, habilidad militar y recibieron muchos premios e incentivos. En 1946 volvieron a casa. Trabajaron, estudiaron en el Instituto Internacional de Relaciones Internacionales de Moscú (MGIMO), hicieron el posgrado en la Academia de Ciencias del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética. Nikolay Nikoláevich Sofinskiy fue viceministro de educación media y superior de la URSS y murió en 1982. Vsévolod desempeñó altos cargos diplomáticos en el Ministerio de Relaciones Exteriores de la URSS y falleció en 2008".