El 3 de mayo el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, en una entrevista con la cadena ABC dijo que existe "gran evidencia" de que el SARS-CoV-2, causante del COVID-19, se originó en un laboratorio de Wuhan.
"Todavía no hemos recibido ninguna evidencia específica de parte del Gobierno de EEUU respecto al presunto origen del virus. Desde nuestra perspectiva, esto sigue siendo una especulación", dijo Ryan.
Subrayó que la OMS estará "muy dispuesta a recibir cualquier dato sobre el origen del virus", pues se trata de una información "muy importante para la salud pública y necesaria para el futuro control" de la pandemia.
Ryan subrayó que la OMS se enfoca en las pruebas que tiene, según las cuales "el virus tiene origen natural, y necesitamos entender más sobre este origen natural y en particular sobre su anfitrión intermediario".
"Vemos que los científicos de China se comunican y cooperan con todo el mundo, (...) queremos que este espíritu se mantenga y que los científicos estén en el centro de la exploración de la fuente de todo. La ciencia debe estar en el centro", destacó.
A finales de diciembre pasado China informó de la detección de un nuevo tipo de coronavirus en la ciudad de Wuhan, en la provincia de Hubei. El nuevo virus fue denominado SARS-CoV-2, y la enfermedad que provoca, COVID-19.
El nuevo coronavirus se extendió a otros países, y el 11 de marzo, la OMS calificó como pandemia la enfermedad COVID-19.
En las últimas semanas Washington ha reforzado sus críticas contra Pekín, insistiendo en que China supuestamente no proporcionó la información completa a la comunidad internacional sobre el brote a tiempo, e insinuando que podría ser responsable de la creación del nuevo coronavirus.
A la vez EEUU acusó a la OMS de mala gestión y encubrimiento de la crisis del COVID-19, por lo que decidió a mediados de abril suspender la financiación a la organización internacional.
Tanto China como la OMS rechazaron todas las acusaciones.