Como decenas de miles de jugadores, Kletnicki está lejos de los millones de dólares y de la exposición global que rodea a los Messi y los Cristiano Ronaldo, que en solo 24 horas perciben más dinero del que este arquero del club argentino Fénix puede ganar en todo un año.
Si tantas veces en las divisiones menores los sueldos, además de bajos, se pagan con atraso, la suspensión de los torneos dejó a muchos futbolistas sin ingresos.
"Los jugadores del "ascenso" la están pasando mal. Los sueldos son bajos, los clubes no están al día, entonces los jugadores se endeudan, y cuando les entra dinero les dura un día", cuenta Kletnicki a Sputnik.
"Es imposible vivir del fútbol en el ascenso", agrega.
En su divisional, los sueldos promedian 250-300 dólares, aunque algunos jugadores con más experiencia pueden ganar entre 1.000 y 1.200.
"El 80% de los jugadores del ascenso están buscando otras alternativas", afirma Kletnicki.
El futbolista y la persona
"Es un momento donde se evidencia esta "separación" de la que tanto se habla del futbolista y la persona, entendiendo que acá hay personas laburantes, dedicadas al fútbol, que queriendo mantener su fuente de trabajo están siendo perjudicadas por la actual coyuntura", dice Carolina Ramenzoni, coordinadora del área de educación secundaria de la Fundación el Futbolista.
"El "ser futbolista profesional" tiene fecha de vencimiento; es un momento en la vida de esa persona, y cuando ese momento se termina, es importante estar preparado para encontrarse con contextos distintos", explica Ramenzoni.
La pandemia del COVID-19 no supone el fin de la carrera de estos jóvenes.
Pero esta realidad, que ya lleva dos meses y amenaza extenderse algunos más, no solo afecta al futbolista en lo físico, sino en lo anímico y lo psicológico, en especial cuando lo que está en juego es el sustento mínimo para sobrevivir.
"Varios no reciben su salario y tienen que encontrar otros métodos para sobrellevar esta realidad que tanto nos golpea… generando estrés, ansiedad y angustia", afirma Ramenzoni.
Kletnicki expone la misma idea, pero con la frontalidad con la que sale a descolgar un centro al área.
"Hay mucho chico joven, de 18 o 19 años, con hijos; hoy mantener una familia es durísimo. Tenés que hacer malabares, si no te comen los piojos", afirma.
Solidaridad
Lejos de ser un equipo "chico", el club Deportivo Cali es uno de los más importantes de Colombia.
Pero la suspensión de actividades a causa del nuevo coronavirus también lo afecta, ya que si bien tiene mayores recursos, también son mayores los gastos.
El preparador físico del equipo, el uruguayo Ignacio Berriel, contó a Sputnik que el club negoció con jugadores y cuerpo técnico un recorte de salarios que no perjudicara a los que ganan menos.
"Al que gana más se le descuenta más y al que gana menos no se le descuenta. Los futbolistas de mayores ingresos absorben el no descuento a los de menores ingresos. Entonces, tenés jugadores de selección o de nivel internacional, que tienen trayectoria y un respaldo [económico] que les permite cobrar 20% del salario; pero si a un muchacho que cobra 700 dólares, le sacás 50%, no come, o no paga la luz", explica Berriel.
Mientras tanto todos, los multimillonarios, los que apenas ganan lo suficiente para sobrevivir, los solidarios, los hinchas y toda la gente que vive de este gran negocio del fútbol esperan, con diferentes niveles de ansiedad, que la pelota vuelva a girar.