A la pregunta de si mantiene la intención de viajar a Damasco y plantear allí el problema de la repatriación de los refugiados, Aoun expresó que "la convicción de que su retorno requiere de una importante decisión internacional y no se limita a esta visita".
"La comunidad de naciones actúa de mala fe en este asunto. Quieren dejar a los refugiados a los vecinos de Siria, aunque es una bomba [de relojería] que podría hacer estallar la sociedad, la seguridad y la economía de países como El Líbano. No quieren compartir con estos países la carga de los refugiados, a pesar de los ingentes recursos de que disponen muchos países de Europa y EEUU", afirmó.
También se encuentran en territorio libanés unos 18.500 refugiados procedentes de Etiopía, Irak, Sudán y otros países, así como más de 200.000 refugiados palestinos.
La presencia de tantos refugiados genera una presión enorme sobre la infraestructura, los servicios y el medio ambiente del Líbano, además de exacerbar la competencia por el empleo.
El presidente Aoun recordó que la presencia de más de 1,5 millones de refugiados sirios le costó al Líbano unos 30.000 millones de dólares, según la evaluación del Fondo Monetario Internacional.
"Con la pandemia de coronavirus, claro está, la crisis en el Líbano se ha agravado, obligando al Gobierno a diseñar planes de ayuda financiera a las personas que han quedado sin empleo", dijo.
El presidente apuntó que "la caída no sería tan desastrosa, si la comunidad internacional hubiera cumplido sus compromisos" con el Líbano.
"El Líbano y Rusia tienen una visión afín del problema de los refugiados sirios. Y confiamos en que esa afinidad ayudará a cambiar el empeño internacional en mantener a los refugiados en los países de acogida a la espera de que una solución definitiva de la crisis en Siria. La solución no será nada rápida, lo que implica para el Líbano consecuencias desastrosas. Conste que los palestinos llevan más de 75 años esperando una solución", señaló el mandatario libanés.