Desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, que médicos y enfermeros puedan acceder a los implementos de protección necesarios para no contagiarse fue una de las principales preocupaciones de los países afectados. Pero no son los únicos: la necesidad de estar preparado para no contaminarse también es crucial para los funcionarios de limpieza de los centros de salud.
En Colombia, la falta de la debida protección para los trabajadores de servicio de los hospitales alarmó a la epidemióloga colombiana Marlen Huertas y a su esposo Oscar Suárez, anestesiólogo especializado en epidemiología clínica. Desde la Fundación Internacional Maryos, que ambos lideran, decidieron hacer un novedoso aporte a la protección de esos trabajadores.
"La ventaja es que el material es resistente a procesos de desinfección de alto nivel, lo que ahorra recursos económicos", destacó el médico.
La motivación de la organización de comenzar a fabricar este tipo de trajes radica en que, explicó Suárez, la mayoría de los que se utilizan actualmente en Colombia son importados. "Ante la demanda de estos elementos en todo el mundo, es claro que se van a agotar y será muy difícil acceder a ellos", advirtió. La pareja diseñó "un modelo de bajo costo que se puede elaborar en el país", de forma de asegurar la disponibilidad de trajes para proteger a los trabajadores.
La idea de centrar los esfuerzos en quienes mantienen la limpieza viene de que "desempeñan un papel muy importante a la hora de contener el COVID-19: ellos realizan los procesos de desinfección de todas las áreas contaminadas". Además, resalta Suárez, tienen la desventaja de contar con "los ingresos económicos más bajos respecto al equipo de salud, por lo que en el momento en que escaseen los insumos no podrán comprarlos".
"La pandemia nos dejará un cambio en la forma de pensar y priorizar los recursos", opinó.
En la misma línea, remarcó que la crisis sanitaria mundial "demuestra que la ideología individualista no funciona en este mundo". "Es muy claro que si mi vecino está afectado impactará también en mi salud", resumió.
El médico consideró que el lado positivo de la crisis es que "genera creatividad, innovación y colaboración en Colombia y en América Latina". En ese sentido, mencionó que, así como ellos se dedicaron a la fabricación de trajes antifluidos, otras organizaciones están aportando ventiladores, mascarillas y otro tipo de elementos de protección.
La fundación Maryos también mantiene otras actividades sociales y comunitarias como cursos de capacitación para trabajadores de la salud sobre violencia sexual o cuidados hacia el adulto mayor. Recientemente, además, la organización editó un libro sobre cómo cuidar a adultos mayores con riesgo de contraer COVID-19.