La expansión del COVID-19 ha hecho que millones de personas dejen su ritmo de vida normal apartándose de la sociedad con el lema 'Quédate en casa', una frase que se ha esparcido por el mundo desde marzo para contener la propagación del virus.
"Ahora parece que ha llegado la etapa de la frustración, que muchos lo toman como una reacción madura y saludable, pero hay un pequeño número de personas que lo asimilan con ira, y hay preocupación por las consecuencias sociales que esta ira pueda causar en los hogares", subrayó.
¿Quiénes sufren psicológicamente más por el COVID-19?
Según Giuseppe, las personas más afectadas por el aislamiento se dividen en los siguientes grupos:
- Personas en situación de riesgo: en este grupo están las personas jubiladas que se aíslan de su única forma de integración en la sociedad, situación que en algunos casos podría llevarles al suicidio.
- Personas que padecen trastornos mentales: para estas personas las relaciones y comunicación en la sociedad ha sido parte integral de su tratamiento, sin las cuales podrían desarrollar recaídas.
- Trabajadores de la salud: si bien este grupo de personas sale a trabajar, sufren de exceso de ansiedad porque al tratar constantemente con portadores del COVID-19 están expuestos al contagio y automáticamente exponen a sus familias en quienes también aumenta la ansiedad por la misma razón.
Volver a una normalidad desconocida
Giuseppe concluye que el mayor desafío que enfrentará la sociedad será cuando tenga que volver a salir y encauzar nuevamente sus vidas y rutinas. Sin embargo, la evolución o la crisis dependerá de la forma en que la sociedad afronte este regreso en un escenario muy diferente después de la pandemia.
"Esto no será un regreso a la vida anterior, tendremos que redescubrir la 'vida normal', sentiremos un grado significativo de incertidumbre y experimentaremos muchas situaciones (...) Se trata de un desafío al bienestar psicológico colectivo, cuyo resultado puede ser la evolución o la crisis", concluyó.