Las complicadas circunstancias que atraviesa la economía mundial actualmente han llevado al mercado petrolero a una situación que hace unos meses habría parecido surrealista. Por primera vez, el petróleo ha pasado a valer literalmente menos que nada.
Cuando la pandemia del coronavirus comenzó a sentirse como una amenaza real, los gobiernos del mundo se apresuraron a imponer medidas de cuarentena y aislamiento que redujeron la circulación de personas y bienes a su mínima expresión. Esto, inevitablemente, rebajó la demanda de petróleo.
Las nuevas restricciones por las que los países exportadores se comprometen a reducir sus extracciones a 9,7 millones de barriles diarios, no obstante, no son suficientes para garantizar la estabilidad del mercado, y eso ha quedado patente tras esta caída histórica. Según el experto ruso Ígor Yushkov, probablemente "no se producirá una mejora sustancial de la situación hasta junio (...), y los precios de 50 o 60 dólares el barril no llegarán hasta 2021, en el mejor de los casos".