Científicos de todo el mundo se han volcado a trabajar sin descanso en posibles curas o tratamientos para el COVID-19, la enfermedad pandémica que tiene al mundo paralizado. En las últimas semanas, equipos de investigadores presentaron avances no solo pensando en posibles vacunas sino también en diferentes tratamientos utilizando medicamentos utilizados anteriormente contra otras afecciones.
Los equinoideos, popularmente conocidos como erizos de mar, son un tipo de animal marino común en el fondo de los océanos, especialmente en el sur argentino y chileno. Se caracterizan por su forma de globo y sus espinas recubiertas por veneno.
En el sur argentino, los estudios científicos relacionados a los erizos de mar ya llevan unos 15 años. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 reunió urgentemente un grupo de científicos integrado por la Universidad de Patagonia, el Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y la empresa Arbacia, una compañía dedicada a la producción de insumos farmacéuticos y cosméticos derivados de erizos de mar.
Según explicaron a la agencia local ADNSUR, los científicos identificaron que algunas moléculas de los huevos de erizos de mar tienen propiedades antivirales que podrían ser de utilidad para combatir al coronavirus.
Según Cardozo, esta molécula ya es utilizada en otros medicamentos pero, de acuerdo al trabajo del equipo argentino, podría tener un "segundo uso" en esta pandemia, permitiendo "disminuir las complicaciones que trae este virus una vez que alguien es infectado".
En efecto, el tratamiento no impediría la infección con COVID-19 pero sí permitiría mejorar la respuesta inmune del paciente. "Lo que sucedería en caso de contagio es que el cuerpo esté más fuerte y preparado para afrontarlo y se defienda mejor", explicó.
"Nosotros proponemos un tratamiento preventivo tomando esta nueva droga para tener el organismo mejor preparado para afrontar esta carga viral", sintetizó.
Con el camino trazado, el equipo de investigadores está a la espera de que el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Argentina les brinde un apoyo económico para realizar las pruebas que permitan su aprobación para el mercado argentino. Los científicos necesitan los fondos para producir suficiente compuesto para que los hospitales puedan comenzar a probarlo en humanos, algo que podría llevar unos tres meses.
Los científicos advierten que, en circunstancias normales, habilitar el uso de una droga nueva en el mundo podría llevar hasta 20 años. Sin embargo, la pandemia ha acelerado varios procesos y, afirma Cardozo, ya hay medicamentos que utilizan esta molécula en Rusia, Suecia y Alemania, lo que también podría agilizar los procesos de habilitación.