El autor del material señala que un total de 740 millones de personas viven en la región, junto con la población de la parte asiática de Rusia. Según él, a Europa se puede dividir en dos partes: la occidental y la oriental, compuesta de los países que formaban parte del bloque socialista antes del colapso de la Unión Soviética.
Sin embargo, el número de casos de infección difiere entre ellos en unas 60 veces. Además, la tasa de mortalidad en Europa oriental resultó ser 17 veces menor que en Europa occidental.
El autor ha sugerido varias teorías que explicarían esta diferencia.
En primer lugar, indica un posible ocultamiento del número real de casos de infección. Sin embargo, observa que las acusaciones de falsificación de las estadísticas suelen ser políticas y que, aunque los datos sean falsificados, es poco probable que puedan cambiar seriamente la brecha entre las partes de Europa.
El autor también cita el ejemplo de China, a la que se acusó de no haber informado suficientemente sobre el número de casos y muertes, pero el país anunció recientemente una victoria sobre la epidemia y canceló la cuarentena en todas las provincias.
"China no se dispararía a sí misma en la pierna", afirmó.
"Se sabe que el COVID-19 es muy contagioso y ha pasado suficiente tiempo entre su propagación y la introducción de medidas estrictas. El virus también se ha extendido ampliamente en el este de Europa", señala el artículo.
La tercera causa es la mentalidad. Según el autor, es difícil "imponer" algo a la población en los países occidentales, mientras que en el Este, muchas personas "no discuten sino que cumplen" las órdenes.
"Ahora, en un período especial, esta mentalidad probablemente salva", escribe el autor.
Además, señala que las precauciones son más estrictas en los países de Europa Oriental, en comparación con EEUU y Europa Occidental.
"Contra la 'teoría eslava', por ejemplo, dice que todo va bien en los países donde la mayoría de los ciudadanos no son eslavos", añade el periodista.
La quinta causa es la vacuna BCG contra la tuberculosis. En Europa oriental se sigue utilizando la vacunación universal contra la tuberculosis, mientras que en el oeste del continente se ha abandonado esa práctica.
"Si aplicamos todas las teorías anteriores a esta anomalía, la relativa al BCG parece probablemente la más plausible", se afirma en la publicación.
Además, el autor del artículo señaló el ejemplo de Alemania, donde la tasa de mortalidad era menor en los estados orientales, que habían sido vacunados contra la tuberculosis, que en los estados occidentales, donde no se administraban esas vacunas.
El periodista escribe que es demasiado pronto para afirmar la eficacia del BCG del nuevo coronavirus, ya que aún no se ha estudiado, pero señala que Europa del Este ha logrado evitar el drama que se produjo en Estados Unidos o Italia.