Los pocong ocupan un lugar importante en el imaginario colectivo indonesio. Estos consisten en unas espeluznantes figuras fantasmagóricas cubiertas por una especie de sábana blanca que representan las almas atrapadas de los muertos.
Kepuh, situada en la isla de Java, comenzó a ver estas terroríficas apariciones por sus calles después de que un grupo juvenil de la población coordinara con la Policía una iniciativa por la que se situarían estos pocong por la localidad con el fin de asustar a los viandantes e instarlos a que volvieran a sus casas para protegerse del SARS-CoV-2.
Al principio el experimento no funcionó, ya que suscitaba interés y, en lugar de ahuyentar a los vecinos, las figuras los atraían. Eso cambió, sin embargo, cuando la táctica de los organizadores mutó y empezaron a lanzar por sorpresa patrullas de voluntarios que encarnaban estos espectros con la cara empolvada de blanco y los ojos pintados con kohl (un cosmético tradicional a base de estibina).
"Desde que han surgido los pocong, padres e hijos no han salido de sus casas (...). La gente ya no se reúne ni permanece en las calles tras la oración de la noche", dice un vecino de la localidad.
Al menos 4.800 personas se han contagiado en el país de COVID-19, y más de 400 han perdido la vida a causa del virus.