"Las mascotas se sienten felices de estar todo el tiempo con sus dueños, sobre todo los perros, ya que los gatos son más independientes", dijo a Sputnik la psicoterapeuta para animales Varvara Kalínina.
"Si nosotros traemos a un perro de la aldea o de la casa de campo, tendremos un cuadro totalmente diferente, (...) y estaremos garantizando un estrés para el animal", aseguró la experta.
Para los caninos, en cambio, podría resultar problemático el retorno a la vida normal, cuando se termine la cuarentena por el coronavirus.
"El perro se dará cuenta que su dueño, que antes se encontraba a su lado jornadas enteras, salió, y puede comenzar a aullar e incluso caería en la tentación de comerse las pantuflas del amo", indicó Kalínina.
Cuando termine el aislamiento, esos animales también pueden tener una crisis emocional, que los llevaría a estropear cosas dentro del hogar o incluso a olvidar los hábitos adquiridos previamente.
Semiónova recordó además que tanto los felinos como los roedores que conviven con nosotros son animales noctámbulos, pero "a los niños les encanta llevarlos cargados o inventar 'juegos divertidos' con ellos" durante la jornada diurna.
"Debemos explicarle a los pequeños que por el día su mascota necesita descansar", resaltó la especialista.
Los gatos, que normalmente no buscan la atención del hombre, tienen que contar con un lugar donde puedan esconderse durante el día.
Sin embargo, para ellos y para las ratas o los hámster resultará más fácil acostumbrarse al ritmo de vida habitual, cuando los dueños por el día se encuentren fuera de casa.
A lo largo del mundo se han confirmado hasta ahora más de 1,2 millones de casos de infección por el virus causante de COVID-19, incluidos unos 69.000 decesos y más de 260.000 pacientes recuperados, según la Universidad estadounidense Johns Hopkins.