El original Plan Marshall, lanzado por EEUU tras la Segunda Guerra Mundial para recuperar a países europeos devastados por el conflicto, sí que impulsó el crecimiento del Viejo Continente.
Pero toda moneda tiene dos caras. Y es que la ayuda norteamericana, que desembolsó miles de millones de dólares, tuvo su precio, algo que tampoco se evitaría actualmente, según dijo a Radio Sputnik Santiago Niño-Becerra, doctor en Ciencias Económicas y catedrático de Estructura Económica en la Universidad Ramón Llull de Barcelona.
Trazando paralelismos con el Plan Marshall estadounidense, señaló que su versión europea "tendría que estar comandada" por los países comunitarios "más sólidos y consolidados", entre los cuales mencionó naciones como Alemania, Holanda, Austria o Dinamarca.
"Pero no nos engañemos: los países ayudados tendrían una dependencia con respecto a los países que dan esta ayuda, cuyo objetivo sería colocar sus productos, colocar sus producciones, colocar sus fondos, que hasta cierto punto sería lógico", apuntó.
Con todo ello, Santiago Niño-Becerra se inclina a que la implementación de la propuesta de Pedro Sánchez, a fin de cuentas, sea de beneficio común para "toda Europa", aunque este caminó será "complicado".