El reino saudí llevó a cabo entre 15 y 20 los bombardeos aéreos este lunes 30 de marzo sobre Saná, la capital yemení, en poder los rebeldes hutíes. Estos informaron de un solo muerto y un herido, además de daños en ediciones militares y en la sede de la televisión pública.
Parecen secuelas leves para semejante ataque, pese a eso los saudíes aseguran que sus objetivos fueron alcanzados y que se tomaron todas la previsiones para proteger a los civiles. Sin embargo, no ha sido esa la lógica desde que la potencia regional decidió el 25 de marzo de 2015 intervenir en el conflicto interno de Yemen, hace ya cinco años.
Además, apuntó Calvo, 13 millones de personas se encuentran con una salud muy precaria y más de 20 millones necesitan asistencia internacional para poder alimentarse. Todo esto en un país que ha perdido buena parte de su infraestructura por el constante bombardeo.
El 26 de marzo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió a las partes que cesen de inmediato las hostilidades, y se enfoquen en alcanzar una solución política negociada y hacer todo lo posible para contener un potencial brote del COVID-19.
Respuestas desde Riad
Cuatro días después del llamado de Guterres, la respuesta llegó desde Riad con bombas. Pero además, según denunció Calvo, estarían "bombardeando con material contaminado de coronavirus", posibilidad que fue advertida por el Ministerio de Salud yemení.
"Es parte de la política de Arabia Saudí", dijo el experto en referencia a "ese oportunismo natural que tiene la familia real. (...) En un país que desde hace cinco años está siendo bombardeado sistemáticamente su infraestructura… falta agua, falta todo. En ese estado crítico, al borde del genocidio, hacer entrar el coronavirus es criminal", afirmó.
"Previo a la crisis de esta pandemia, Arabia Saudí estaba contra las cuerdas. El movimiento huti de resistencia yemení está llevando el control de la guerra, realmente había dado en este último año avances muy importantes", reseñó Calvo.
En noviembre los saudíes y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) —segundo socio en importancia de la Operación Tormenta Decisiva— abrieron canales de diálogo con los hutíes. De hecho, a partir de julio, EAU comenzó a retirar sus tropas de Yemen y reducir su participación en la guerra.
Origen y proyección
Los bandos beligerantes están representados por las fuerzas leales al presidente Abd Rabbuh Mansour Hadi y el apoyo de la coalición por un lado, y los rebeldes hutíes por el otro.
Si bien Yemen es uno de los países más pobres del mundo, cuenta con reservas de crudo, pero principalmente tiene un rol estratégico. Controla geográficamente el Estrecho de las Lamentaciones, que junto con el de Ormuz, bajo dominio iraní, permiten el acceso el petróleo del Golfo Pérsico a Occidente.
La correlación de fuerzas está claramente a favor de la coalición árabe, que cuenta con apoyo de Washington, pero que desde 2017 y bajo la administración de Donald Trump ha disminuido su participación directa en la contienda.
"Esto demuestra el espíritu de combate de los hutíes y el pueblo yemení por un lado, y por otro muestra claramente la poca capacidad militar de Arabia Saudí más allá de que es el principal comprador de armas del mundo", dijo el entrevistado, quien visualiza una serie de factores para que en los próximos meses pueda darse, sino el fin del conflicto, una retracción relevante.
Para Calvo, uno de los grandes elementos de campaña que le quedan a Trump para conquistar el electorado "es mostrar una voluntad pacifista y retirarse de Yemen, por lo menos hasta las elecciones y ver si gana".