El panorama
Sólo un milagro, en el que aparentemente y por sus declaraciones oficiales o vía Twitter el presidente, Donald Trump, no está trabajando, evitarían que EEUU tuviera una cantidad de decesos espeluznante, más allá del número de infectados que promete ser severo y muy preocupante para el país norteamericano en todos los ámbitos.
"EEUU es una contradicción andante: tiene la capacidad militar más grande del mundo, pero no tiene capacidad industrial para producir respiradores para hospitales", sostiene Bruno Lima Rocha, Dr. en Ciencia Política y profesor de la Unisinos de Rio Grande do Sul.
Trump: ¿un sheriff del lejano oeste?
Poco le importó, por lo menos de boca —o del teclado de su teléfono móvil— para afuera, que el mismo día en que EEUU se convertía en el epicentro de la pandemia, Wall Street sucumbía y experimentaba una fuerte caída. Probablemente el meollo es desviar la atención de algo que se le escapó de las manos.
La soledad de Bolsonaro
En tanto, la popularidad del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se viene a pique. Motivo: su gestión de la crisis de la pandemia. Empecinado en minimizar sus efectos y en confinar en cuarentena sólo a los grupos de riesgo, en beneficio de la economía, ha comenzado a ser blanco del rechazo el propio Ejército, gobernadores, alcaldes y de instancias médicas.
"Bolsonaro ha dicho que la pandemia es una gripecita. Que exatletas como él —que es una mentira, él no fue atleta— no iban a contraer el coronavirus, mientras en la misma semana el Comité Olímpico Internacional suspende los Juegos [Olímpicos Tokio 2020] y tenemos atletas olímpicos que están hospitalizados", apunta el profesor.
"Él [Bolsonaro] tiene a su vicepresidente, un general de cuatro estrellas, Hamilton Mourão, que es muy fiable, pero hizo un comunicado diciendo que el Gobierno va a mantener el aislamiento social y que Bolsonaro no sabe expresarse bien, o sea, desautoriza al presidente", remacha el Dr. Bruno Lima Rocha.