"Que nadie se quede atrás" es la consigna que se repite desde el Gobierno Nacional en un intento de calmar a la población en medio de esta emergencia, y casi a diario anuncian nuevas medidas operativas, económicas y sociales para garantizar la atención de todos los afectados. Pero el temor y la incertidumbre entre la gente parece imposible de aplacar. Unos temen por el ahora, por sus vidas o la de sus familiares, y otros temen por el futuro económico y laboral que les depara.
Unai Sordo, Secretario General de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras, conversa con Sputnik sobre cómo la clase trabajadora ha asumido esta crisis, el papel que está jugando y lo que estaría dejando al descubierto esta emergencia sanitaria mundial.
—¿Cómo está viviendo la clase trabajadora la crisis sanitaria que vive España?
Con muchísima preocupación porque ha habido una paralización importante de la actividad económica y, por tanto, hay un riesgo enorme de que se produzcan cientos de miles de despidos. También hay otro problema, que ahora es prioritario, y son las condiciones de seguridad sanitaria de los trabajadores y las trabajadoras que siguen estando en sus puestos de trabajo.
—¿Y qué han propuesto para atender esta situación?
Respecto a la desaparición de puestos de trabajo y de empresas, negociamos con las organizaciones empresariales un acuerdo, que finalmente el Gobierno en buena parte ha puesto en marcha, que pretende evitar los despidos y las paralizaciones de la actividades en las empresas.
—El presidente Pedro Sánchez ha pedido a la Unión Europea un Plan Marshall para afrontar esta emergencia sanitaria mundial que está golpeando fuertemente a Europa. Entre las medidas solicitadas por Sánchez a Bruselas está un seguro de desempleo, un plan de inversión y la emisión de coronabonos ¿cómo valoran ustedes esta petición? ¿qué creen ustedes que debería hacer la Unión Europea en este momento?
Nosotros estamos de acuerdo con esa petición y pensamos que la Unión Europea se está jugando su ser o no ser. Está en un momento en la que va a afrontar una crisis que no es asimétrica, no va a afectar solo a unos países, a los países del sur, sino que paulatinamente va a afectar al conjunto de países comunitarios, y por eso la Unión Europea tiene que dar una respuesta conjunta y diametralmente distinta a la que dio a partir del año 2010 con las políticas de austeridad.
La Unión Europea, en la etapa de reactivación, tendrá un papel fundamental. O la Unión Europea se legitima en este momento de crisis general, o va a perder el tren, va a tener un proceso de deslegitimación social muy intenso. Pero, si da una respuesta diametralmente distinta a la que dio en 2010, creo que la ciudadanía europea puede entender mucho mejor para qué sirve la Unión Europea.
—¿Tienen ustedes conversaciones con sindicatos de otros países europeos? ¿Tienen previsto organizarse y solicitar demandas conjuntas a la Unión Europea?
Sí, tenemos contactos permanentes y además compartimos la posición de la Confederación Europea de Sindicatos. Hemos suscrito un manifiesto que es muy exigente y pide a la Unión Europea políticas en este terreno. Hemos hablado de la necesidad de cerrar la Bolsa de Valores para tratar de evitar ataques especulativos a las acciones de las empresas estratégicas europeas.
—Los trabajadores de SEAT están fabricando mascarillas y se plantean producir respiradores para apoyar en la lucha contra el COVID-19 ¿qué mensaje están dejando?
Nosotros hemos puesto a disposición del Gobierno toda nuestra estructura sindical en todas las empresas industriales para, de forma organizada y generando economías de escala, se puedan fabricar productos de primera necesidad sanitaria, como equipos de protección, mascarillas y también respiradores.
—Vimos que el mundo ha parado, pero la clase trabajadora sigue. Vemos que los taxistas, trabajadores del transporte público, sanitarios, cajeras y cajeros del supermercados siguen sus labores, incluso arriesgando sus vidas. ¿Cómo deberán ser tratados estos trabajadores después de superarse esta emergencia? ¿Serán suficientes los aplausos que todas las noches se les dedican?
Evidentemente esto no vale con aplausos. Si algo está quedando claro en esta crisis es que las sociedades funcionan porque hay una clase trabajadora que las hace funcionar, y muchos de los sectores que están sacando a España adelante son precisamente los sectores peor pagados de nuestra economía.
—Ana Botín, presidenta del Banco Santander, donó cinco millones de euros para la compra de respiradores y mascarillas. Lo mismo ha hecho el empresario Amancio Ortega, quien ha sido propuesto como candidato al Premio Princesa de Asturias de la Concordia por sus donaciones al sistema sanitario en medio ¿qué piensa usted?
En este momento, todos los recursos son necesarios y cualquier donación es bienvenida, pero un país no puede funcionar sobre la base de donaciones, un país debe funcionar sobre la base de un sistema fiscal justo, en el que paguen más quienes más tienen.
—Cada quien tiene su interpretación sobre lo que ha desvelado esta crisis sanitaria mundial. Para ustedes ¿qué desveló esta pandemia?
Ha desvelado muchas cosas. Lo primero es que vivimos en un mundo global y que los problemas de uno acaban siendo los problemas de todos. En segundo lugar ha desvelado para una parte de la sociedad que es que la sociedad funciona porque el mundo del trabajo funciona, porque hay trabajadores y trabajadoras que hacen que funcione y casi siempre son los peor pagados. En tercer lugar ha descubierto, para quien no lo supiera, el valor insustituible de los servicios públicos.